La crisis mundial de escasez de agua es una realidad que afecta a millones de personas en diversos lugares del planeta y podría alterar radicalmente la vida tal como la conocemos.
Los datos del Instituto Mundial de Recursos (WRI) son alarmantes: desde 1960, la demanda de agua se ha duplicado en todo el mundo. Las proyecciones indican que esta tendencia podría empeorar significativamente, con un aumento estimado entre un 20% y un 25% más hasta el año 2050.
Esta situación plantea una serie de desafíos tanto a nivel local como global. En muchas regiones, la escasez de agua ya está afectando la disponibilidad de recursos hídricos para consumo humano, agricultura, industria y ecosistemas naturales. Además, el cambio climático y el crecimiento de la población (y con ello el aumento de consumo de agua doméstica) están acrecentando aún más este problema, lo que hace que sea aún más urgente encontrar soluciones sostenibles.
El Instituto Mundial de Recursos ha creado un mapa interactivo utilizando un modelo hidrológico global en el que se estima cómo las fuentes de agua renovables, como ríos y lagos, que se reponen mediante precipitaciones, podrían cambiar en diferentes escenarios de cambio climático, y cómo estas alteraciones podrían impactar a las poblaciones.
¿Cómo afecta el uso de los recursos y el cambio climático?
Entre estos países se incluyen algunas naciones del Medio Oriente y África del Norte, donde el cambio climático ha exacerbado la aridez del terreno y ha disminuido considerablemente las fuentes de agua disponibles.
El sur de Asia destaca como una de las regiones más afectadas por la escasez de agua, situación que se agrava debido a su alta densidad de población. El agotamiento de los recursos hídricos subterráneos se ha convertido en una amenaza, poniendo en peligro la seguridad alimentaria de millones de personas que dependen de la agricultura para su sustento. En países como India y Pakistán, la lucha por acceder al agua se intensifica con el paso del tiempo, a medida que los recursos se agotan rápidamente.
En Estados Unidos, California se encuentra entre los estados que enfrentan el mayor estrés hídrico, afectado además por las demandas de riego y la actividad industrial.
Naciones como España e Italia están experimentando sequías devastadoras que representan una seria amenaza para la seguridad alimentaria y el suministro de agua potable.
En regiones como el sur de España, la situación es especialmente crítica, con embalses que alcanzan niveles mínimos y cosechas que se ven afectadas por la escasez de agua. Esto ha llevado a algunas regiones como Cataluña a tener que importar el agua de otras regiones para que los residentes dispongan de suficiente agua.
Por otro lado, Italia enfrenta la peor sequía en décadas, con lagos y ríos que se están secando de manera irreversible. El país experimentó el mayor déficit de agua en el año 2019 y tras padecer la peor sequía en 70 años en 2022, ahora se enfrenta a varios años consecutivos de escasas precipitaciones y nevadas.
Incluso en el país más pequeño de Europa, Malta, la situación es grave. Sin ríos ni lagos y una disminución de las precipitaciones que ha provocado una caída en los niveles de agua subterránea, la isla se ve abocada a un futuro incierto, donde la sed amenaza con convertirse en una constante.