El verano es una buena estación para pasar más tiempo con nuestros seres queridos, hacer más vida en la calle, relajar nuestras obligaciones, viajar y conocer lugares nuevos... pero el calor también puede hacer que sea más complicado dormir durante las noches, lo que puede repercutir en nuestra salud.
La temporada estival, además, altera nuestras rutinas, especialmente cuando nos vamos de vacaciones. Es más habitual que cenemos más tarde y que lo hagamos de manera copiosa, las dietas son más habituales y la hora de dormir se alarga. Todo ello, en definitiva, altera nuestros ritmos.
Sin embargo, hay una serie de rutinas o consejos que podemos incorporar si hemos visto que durante las últimas semanas estamos durmiendo peor de lo habitual o, en definitiva, si estamos comprobando que nos sentimos más cansados.
Los efectos de dormir mal son muy dañinos para la salud. Entre ellos, se encuentran el malestar físico y mental, un aumento en el riesgo de infecciones, más enfermedades (cardiovasculares, diabetes, inflamación crónica, obesidad, ansiedad...), e incluso desarrollo de cáncer. Por ello, hay una serie de consejos muy beneficiosos.
1 Una ducha antes de dormir
A la hora de dormir, la temperatura suele bajar. Un baño de agua tibia aproximadamente una hora antes de ir a la cama provoca una dilatación de los vasos sanguíneos, los mismos que ayudan a perder algo de calor. Es mejor olvidarse de las duchas frías, ya que harán que sintamos más calor como consecuencia de la contracción de los vasos sanguíneos.
2 Vigila la temperatura del hogar
Las noches tropicales que se están viviendo en gran parte de España son las grandes enemigas del sueño, de ahí que sea muy recomendable recurrir a una buena climatización de nuestras viviendas. Si no tienes aire acondicionado, puede leer esta serie de consejos.
Lo ideal, en todo caso, es dormir en un ambiente entre 16 y 18 grados, aunque el único que puede mantener esa temperatura durante una ola de calor es un aparato de aire acondicionado. Otra opción es apostar por un ventilador frente a la cama y un humidificador cerca. También, mantener las habitaciones con las persianas bajadas durante todo el día y las ventanas entreabiertas.
3 No descuides los ritmos circadianos
Los ritmos circadianos se encargan de las funciones corporales, como la liberación de hormonas, la ingesta de alimentos o la temperatura corporal, aunque la más importante es la regulación del sueño-vigilia. Unas rutinas constantes son clave para que el organismo funcione como un reloj.
En verano, con los cambios que experimentamos, resulta difícil mantenerlos, pero se recomienda no alejarse demasiado de ellos, limitar las siestas a no más de 45 minutos, reducir las cenas con alto contenido de grasas, así como el consumo de alcohol.
4 Despedirse del móvil por las noches
El teléfono móvil durante las horas previas al sueño puede tener un impacto negativo en nuestra salud. La luz azul de los dispositivos eléctricos es muy perjudicial si queremos tener un sueño de calidad. Es recomendable desconectarnos cuando la luz natural empieza a bajar, algo que en verano se extiende como los días. Es mejor apagar el móvil o dejarlo en otra habitación, algo que evitará que, cuando el calor nos despierte, recurramos a él como una distracción más.
5 Elige tu pijama
Ante las fuertes temperaturas, es importante elegir una buena vestimenta para dormir. Mejor si nuestro pijama se compone de lino o algodón, ya que se trata de fibras naturales que permiten a la piel transpirar, lo contrario que sucede con las firmas sintéticas. Todo lo que contribuya a enfriar el organismo es recomendable en episodios de altas temperaturas.
6 Practicar la meditación
La meditación es muy recomendable y ofrece grandes beneficios, en episodios de altas temperaturas y con gran estrés. Esta práctica permite centrarnos en nosotros mismos y permite olvidarnos de lo que sucede en nuestro alrededor. Permite que bajemos nuestra frecuencia cardíaca, temperatura corporal y calma el nivel de ansiedad.