Mucho han tenido que batallar los suecos de Spotify, desde que comenzaran su servicio de música por streaming en 2008, para convertirse en un negocio aceptado y respetado por todas las partes: usuarios, industria musical y legislación. Durante todos estos años, Spotify, junto con otros servicios de streaming como Netflix, Hulu o Pandora, han defendido a uñas y dientes que son la alternativa legal más potente para luchar contra la piratería. Y por fin la Comisión Europea, un organismo externo de alta relevancia, les ha dado la razón.
Según un estudio realizado por la institución, en el que se han tomado datos tanto de los servicios prestados por Spotify como de la piratería y ventas de cada país, por cada 47 veces que se escucha una canción por streaming se piratea una menos. Siempre es un dato positivo que la gente deje de cometer ilegalidades, pero esto nos conduce a otra pregunta: ¿permite el streaming seguir ganando dinero a artistas, discográficas, distribuidoras y, en definitiva, a la industria musical?
El estudio también ha tratado de responder a este interrogante, y la conclusión no es tan halagüeña. La Comisión Europea ha concluido que por cada 137 escuchas en streaming se vende una canción menos de forma legal. No obstante, cabe recordar que Spotify compensa económicamente a los artistas gracias al dinero que gana con la publicidad y a los más de 20 millones de suscriptores (de un total de 75 millones de usuarios).
Los artistas y sus discográficas reciben entre 0,006 y 0,0084 dólares por cada vez que su canción se reproduce; cantidad que, según el estudio europeo, sirve para compensar los costes que sufre la industria por la piratería. Por tanto, Spotify no solo reduce el consumo ilegal, sino que, además, ayuda a revertir sus pérdidas.
Los artistas comienzan a rebelarse contra Spotify
A pesar de este balance positivo que realiza la Comisión Europea, Spotify comienza a encontrarse con pequeños obstáculos en su actividad. Habiéndose convertido en una de las alternativas favoritas para disfrutar música, muchos artistas comienzan a reclamar unos beneficios mayores o un modelo que no pase por el disfrute gratuito. En los últimos años Taylor Swift ha retirado toda su discografía de la plataforma, Beyoncé decidió lanzar su álbum homónimo en exclusiva para iTunes y Coldplay ha retrasado el lanzamiento de sus últimos discos en Spotify para dejar un margen a las ventas. Por su parte, los rumores de que Adele exige que su música esté solo disponible para suscriptores premium son una constante.
Y las voces discordantes no se quedan ahí. Además de Apple Music y Google Play, recientemente surgió un feroz competidor para la plataforma sueca: Tidal. Popularmente conocido como la "alternativa negra", fue promovida por Jay-Z en compañía de otros artistas como Rihanna, Alicia Keys o Nicki Minaj. Tidal defiende que paga el mayor porcentaje de beneficios a los artistas y, aunque no hay cifras concretas, ha insinuado que está en torno a los 0,024 dólares (2,4 céntimos).
Con un número creciente de usuarios, ¿elevará Spotify los royalties de sus artistas, o se arriesgará a seguir perdiendo artistas de primer nivel?