El cometa Encke puede poner fin al mundo tal y como lo conocemos. Así lo afirma el Instituto Astronómico de Ciencias de la República Checa, que ha llegado a la conclusión de que el cuerpo celeste podría colisionar contra nuestro planeta y destruirlo en cuestión de segundos.
El astro cruza anualmente el entorno de la Tierra cada mes de octubre, formando una bella lluvia de estrellas que se puede apreciar en el cielo. Sin embargo, este grupo de científicos prevé que el cuerpo termine colisionando con la Tierra y que en el año 2022 tengamos, lejos de una bella lluvia de estrellas; el fin del mundo tal y como lo conocemos.
Sin embargo, los científicos también han barajado otras fechas: 2025, 2032 y 2039, aunque todas ellas son bastante cercanas a la primera. Los expertos consideran que la órbita del asteroide pasará muy cerca de nuestro planeta, pero puede evitar la colisión si cambia su trayectoria. Una posibilidad que se ve reducida en los años posteriores propuestos.
El peligro aumenta
Al peligro planteado por esta hipótesis, se unen los hallazgos realizados entre los años 2005 y 2015 por el mismo grupo de astrónomos checos. Durante dicho período, los expertos descubrieron una nueva corriente de residuos espaciales que se desconocía hasta el momento. El problema principal es que la corriente mantiene una órbita en la que se encuentra la Tierra.
Estos residuos mantienen una potencia mucho mayor que el asteroide Encke, por lo que el peligro puede ser aún mayor y la posibilidad de colisión es aún mucho más alta. Sus dimensiones son de alrededor de 200 y 300 metros, y la potencia con la que orbitan puede hacer que las consecuencias sean completamente devastadoras para el planeta y para la propia supervivencia de la especie humana.
Los cuerpos con mayor peligro de destruir el planeta son los conocidos como 2015 TX24 y 2005 US, que ya han sido incluídos en una lista de "asteroides potencialmente peligrosos" y que serán estudiados en el caso de que sea necesario desarrollar una tecnología para combatirlos. Sin embargo, por el momento, parece que esta tecnología se encuentra muy lejos de materializarse.
Mientras tanto, el peligro continúa creciendo cada año, cuando las táuridas coinciden con nuestro planeta. ¿Llegaremos al 2022 sanos y salvos?