Una vez más se pone en duda la seguridad de los aditivos artificiales utilizados en los alimentos. Un estudio de la Universidad McMaster de Canadá publicado en Nature Communications ha advertido de la relación entre la proliferación de enfermedades inflamatorias intestinales con el consumo de un aditivo artificial alimentario: el colorante rojo E129.
Este ingrediente se utiliza en una gran variedad de alimentos como refrescos, cereales, dulces, productos lácteos, carnes ultraprocesadas y principalmente en gominolas y caramelos. El uso de este colorante, a pesar de estar permitido en la Unión Europea, si se encuentra restringido en algunos países como Suiza, Francia, Alemania, Noruega o Bélgica.
Este estudio desarrollado por la universidad canadiense ha detallado que un consumo continuado o excesivo de este aditivo puede provocar daños intestinales y favorecer el desarrollo de enfermedades inflamatorias graves o incluso crónicas en ese mismo órgano. Otros efectos podrían ser la aparición de alergias, trastornos inmunitarios e incluso del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños.
En una conversación con IDEAL, Jesús Garrido, coordinador de pediatría de Vithas Granada, ha querido confirmar que se trata de un estudio "completamente válido" ya que la universidad donde se ha hecho es todo un "referente". "Lo que muestra es que en la comida hay muchos añadidos que se agregan por intereses ajenos que nada tienen que ver con la nutrición", ha añadido.
Lamenta también que las autoridades sanitarias de nuestro país o de la Unión Europea no sean mas restrictivas con este tipo de aditivos. "Con su consumo continuado pueden aparecer alergias, dermatitis atópica, hiperactividad, trastornos del sueño y alteración de la flora", ha advertido.
Añadía que la proliferación que estamos sufriendo de alimentos ultraprocesados tiene como objetivo "aumentar el rendimiento comercial". Así, recomienda comprar productos frescos y "si es posible, ecológicos, biológicos y orgánicos" ya que "son productos mucho más sanos que no tienen químicos".
Su consumo
A pesar de su prohibición en algunos países, su producción anual se data en 2,3 millones de kilogramos de colorante E129. Y es que su utilización no se limita a la alimentación humana, también va a parar a la fabricación de piensos para mascotas como perros y gatos, a cosméticos y a medicamentos, incluso se utiliza en tintas de tatuajes. Su introducción en estos productos se utiliza únicamente para dotarlos de una mayor belleza visual ya que no posee características nutritivas.