El abandono escolar supone un reto social ante las consecuencias que entraña. Se trata de la salida prematura de los estudiantes del sistema educativo antes de completar los estudios obligatorios, que preocupa a las autoridades educativas y afecta al desarrollo social y económico.
España sufre una de las tasas de abandono escolar más altas en el conjunto de la Unión Europea, un dato especialmente preocupante si se atiende a las consecuencias que puede comportar para el futuro de los jóvenes, pero también para el desarrollo de la sociedad y el mercado laboral.
Dentro de esta problemática se encuentran diversos factores socioeconómicos, familiares y el entorno escolar, así como la falta de motivación o apoyo adecuado.
Con el objetivo de hacer frente a este reto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha realizado el estudio 'Propuestas para un plan de acción para reducir el abandono escolar temprano en España', en el que ha recogido una serie de recomendaciones para reducir la tasa de abandono escolar temprano en España.
Cambios en el horario
Partiendo de la importancia de que muchos de los jóvenes que se desvinculan de los estudios corren el riesgo de sufrir exclusión social, porque encuentran dificultades para obtener y conservar un empleo, se proponen diferentes cambios para fomentar la permanencia de los jóvenes en la carrera educativa.
La OCDE explica que "muchos centros funcionan con un horario intensivo centrado en las mañanas, lo que obliga a los padres a pagar por las clases extraescolares". Por este motivo, propone que una de las principales medidas es ampliar el horario académico a todo el día, incluyendo también jornadas de tarde.
De este modo, argumenta la OCDE en su informe, los padres de los estudiantes no tendrían que abonar las tasas correspondientes a las clases de refuerzo de sus hijos por las tardes, algo que ya ha ocurrido en Dinamarca y Portugal, donde "han adaptado sistemas flexibles de jornada completa para ampliar el tiempo de aprendizaje".
Por este motivo, el informe incide: "España podría valorar la posibilidad de adoptar un enfoque similar por las ventajas que podría aportar, en particular para los alumnos desfavorecidos. Una transición factible exigiría invertir en subvenciones para la alimentación y las infraestructuras escolares y remunerar adecuadamente al personal de los centros, entre otros aspectos".
