Si te cuentan que dos personas heterosexuales han mantenido relaciones sexuales es posible que pienses directamente en la penetración. Y es que la mayoría de la opinión popular así lo cree: no hay relación sexual hasta que no se llega a la penetración. ¿Estamos equivocados?
Por supuesto, existen infinitas prácticas que pueden suponer el eje central de una relación sexual estando alejadas del momento de la penetración. Así lo explica en 20minutos la psico-sexóloga Laura Castro-Grañén, colaboradora de Control: el coitocentrismo consiste en "centrar las relaciones sexuales en el coito, otorgándole la mayor importancia y considerando que, para que el 'acto sexual' sea completo, debe incluir la penetración".
Las caricias, la masturbación mutua o el sexo oral son consideradas como preliminares, les restamos importancia, prestando atención solamente al coito. Pero, ¿cómo afecta esto a las mujeres? El 'coitocentrismo' restringe el placer y el disfrute, especialmente para las mujeres, quienes tienen más dificultades para alcanzar el orgasmo únicamente mediante la penetración. De hecho, se estima que, en comparación con el 95 % de los hombres, solo el 65 % de las mujeres lo logra.
Tiempos y prácticas sexuales diferentes
Esto se debe a que el ritmo de ambos sexos no solamente es diferente, sino que las estimulaciones que se necesitan también lo son. Por lo general, las mujeres suelen necesitar más tiempo para lograr no solo el orgasmo, sino la previa excitación.
Castro-Grañén explica que el coitocentrismo reduce el abanico de posibilidades que nos regala el sexo a una sola práctica y puede conllevar insatisfacción. "Si, por ejemplo, a una mujer le gusta mucho la estimulación del glande del clítoris y su pareja hombre solo se centra en la penetración, y por mucho que lo pide, sigue practicando solo el coito, es probable que se sienta frustrada y su deseo vaya bajando", explica.
Esta práctica lleva a que los genitales se conviertan en protagonistas absolutos de los encuentros sexuales y esto puede generar en una presión que derive en disfunciones sexuales: "Otra consecuencia negativa es que no se dé tiempo a la vagina para lubricarse y ponerse jugosa porque se pasa directamente a la penetración (o incluso que se genere dolor en la vagina). O que, si en algún momento aparecieran dificultades con la erección del pene, podría vivirse de forma muy frustrante", añade. Por ello, forzar una penetración antes de tiempo puede resultar insatisfactorio, molesto e, incluso, doloroso.