El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha rechazado la apelación de Johnson & Johnson, que pedía no pagar una indemnización de más de 2.100 millones de dólares (1.721 millones de euros) por el uso de asbestos en sus productos de talco.
La compañía utilizó estos productos perjudiciales para la salud, incluso, en la línea para bebés. Esto derivó en, al menos, 22 casos certificados de cáncer de ovario en mujeres, que demandaron a la compañía para pedir responsabilidades por lo sucedido.
Con esta sentencia, la corte pone final a años de pleitos en contra Johnson & Johnson por el uso de estas sustancias en sus polvos de talco. La compañía no consigue eliminar la sanción impuesta por el Supremo de Misuri, de más de 2.100 millones de dólares, pero también ha conseguido reducir el pago de más de 4.000 millones de dólares que le había pedido el mismo tribunal en una sentencia anterior.
La batalla legal en este caso lleva varios años en una práctica guerra de desgaste, donde la compañía ha sido representada por Neal Katyal (antiguo fiscal general) y a las mujeres afectadas, Kenneth Starr (fiscal independiente conocido por representar a Donald Trump en su primer impeachment y, en el pasado, Poor liderar la investigación sobre la vida sexual de Bill Clinton que también llevó a su impeachment en 1998).
"Vendió a sabiendas productos con amianto a los consumidores"
El tribunal de Misuri señala que la compañía había vendido "a sabiendas productos que contenían amianto a los consumidores". Además, la acusación destacó que la compañía "supo durante décadas que sus polvos de talco contenían asbestos, una sustancia altamente cancerígena".
Además, critican que en este caso existe cierta dejación de funciones: "Podrían haber protegido a los consumidores pasando del talco a un derivado del maíz, como los propios científicos de la compañía propusieron en 1973. Pero el talco era más barato y los directivos no quisieron sacrificar los beneficios por un producto más seguro", denunció Kenneth Starr.
La compañía asegura que la decisión del Supremo está lejos de estar relacionada con una preocupación real con "la seguridad del producto" y señala que se "deja en el aire importantes cuestiones legales que los tribunales estatales y federales seguirán enfrentando".
La FDA, una agencia federal que supervisa la seguridad de los alimentos en Estados Unidos, realizó una prueba con una muestra del producto en 2018 y concluyó que no había ninguna muestra de la fibra cancerígena que ahora se juzga. La compañía los eliminó en 2012, aunque Johnson & Johnson dejó de vender el producto en 2020 en Estados Unidos y Canadá por "la revaluación de la cartera de productos de consumo relacionada con el Covid-19".