El pescado es uno de los alimentos más sanos que podemos incluir en nuestra dieta ya que es una fuente rica de grasas saludables, así como de minerales como el yodo, el selenio y el calcio, y vitaminas A y D. De hecho, la Agencia Española para la Seguridad Alimentaria (Aesan) aconseja consumir entre tres y cuatro raciones de pescado a la semana.
Claro que comprar un buen pescado no es una tarea sencilla, pues debemos fijarnos en que esté fresco para evitar posibles enfermedades. Y qué mejor forma de hacerlo que acudiendo a una pescadería de confianza. Aún así, te enseñamos 5 claves que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha ofrecido para que los consumidores sepan cómo identificar una buena pescadería:
1 Pescado envuelto en hielo
Es crucial que el pescado se mantenga refrigerado para garantizar su óptima conservación. Por esta razón, es un buen indicio que esté envuelto en hielo o al menos colocado sobre una base de hielo. Esta práctica no solo permite una presentación visual adecuada en las pescaderías, sino que también asegura que el producto se conserve fresco y en condiciones óptimas.
En nuestras casas almacenamos el pescado en la nevera o el congelador para mantenerlo fresco. Sin embargo, en las pescaderías, ya que el pescado se encuentra en los expositores, la OCU recomienda que se conserve en abundante hielo para asegurar la calidad y frescura del producto.
2 Que no haya grandes cantidades de producto
En una pescadería, la presentación del producto es fundamental. No debería haber grandes montones de pescado expuestos.
La clave está en mantener una cantidad adecuada en el mostrador para que los clientes puedan elegir sin dificultad. Es esencial que el pescado se mantenga refrigerado en el interior del establecimiento y que se vaya sacando a medida que se vende, garantizando así su frescura y calidad.
Además, es importante evitar la acumulación excesiva de un mismo tipo de pescado en el mostrador, ya que esto puede afectar a su conservación.
3 Colocación de cajas sobre una superficie inclinada
Un detalle que a menudo pasamos por alto, pero que resulta crucial, es cómo están colocadas las cajas de pescado. Cuando se colocan horizontalmente, el hielo que se va derritiendo tiende a acumularse en la base, formando un líquido poco deseable.
Lo ideal es disponer el pescado en cajas sobre una superficie inclinada, ya que de esto depende que no se produzca acumulación de líquido alrededor del pescado.
4 Evitar los focos de calor
La exposición al calor puede comprometer su conservación y afectar su sabor y textura. Esto implica evitar cualquier fuente de calor cercana, como estufas o focos de luz directos. Colocar los focos de luz lejos del pescado ayuda a mantenerlo fresco por más tiempo, ya que se reduce el riesgo de aumento de temperatura.
5 No pulverizar pescado con agua
En muchas pescaderías se utilizan pulverizadores automáticos que periódicamente dispersan una fina niebla sobre los peces. Sin embargo, según la OCU, esta práctica puede encubrir la falta de frescura del pescado ya que "el agua hace que el pescado brille más y parezca menos seco", lo que puede confundir a los consumidores sobre la calidad real del producto.