Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se han visto, frente a frente, en un esperado debate organizado por Atresmedia que se esperaba como un posible punto de inflexión ante los próximos comicios del 23-J. Un encuentro, por cierto, con gran aroma bipartidista (no se había visto un debate con este formato prácticamente desde 2015).
Feijóo no tuvo que soportar el espantajo de Santiago Abascal y Pedro Sánchez la posible sombra de Yolanda Díaz. Sin la imagen de los cuatro líderes en su conjunto no se han tratado en primera persona temas ocurridos últimamente, especialmente, después de semanas de lonas en Madrid, presidentas de parlamentos que abandonan una pancarta por el asesinato de una mujer por la violencia machista y censuras de obras culturales. También medidas que se han aprobado desde el Gobierno de España, como la reforma laboral.
El candidato del PSOE había mostrado gran habilidad en sus últimas apariciones en medios de comunicación. Sí, las redes habían jaleado intervenciones con Pablo Motos o Ana Rosa Quintana. La expectación era máxima sobre qué ocurriría en este cara a cara, que ha obtenido una audiencia cercana al 50% y que podría ser uno de los elementos más en un vuelco electoral.
La expectación era máxima y ambos candidatos parecían ser conscientes de ello. Ninguno desaprovechó el momento. Sin embargo, Feijóo fue más hábil y supo colocar sus temas, llevando a Pedro Sánchez a remolque. Ofreció datos imprecisos, obligando a Pedro Sánchez en ocasiones a rectificarlos, en lugar de hablar de sus propios temas.
Y, sobre todo, eludió los acuerdos con VOX. El líder del PP descargó la responsabilidad de la gobernabilidad en el PSOE si los populares fuesen la fuerza más votada, algo que Pedro Sánchez negó recordando lo ocurrido en Extremadura (donde María Guardiola, segunda, no ha apoyado a los socialistas y ha terminado pactando con VOX tras afirmar que era una formación xenófoba y homófoba).
Después, Feijóo ha equiparado los pactos con VOX con los acuerdos parlamentarios que el PSOE ha suscrito con EH Bildu en el Congreso de los Diputados. Ese ha sido el eje central para esquivar este asunto, a pesar de que el PSOE se apoya en meros acuerdos puntuales y el PP sitúa a VOX en cargos como presidencias de parlamentos e incluso vicepresidencias, consejerías y no niega que pueda ocupar en el futuro ministerios, algo que por el momento no ha planteado el PSOE para EH Bildu.
Feijóo, en todo caso, ha insistido en este debate en su intención de formar un gobierno en solitario, a pesar de que a principios de julio vio "lógico" meter a ministros de la formación ultra en el Ejecutivo: "Pero donde no necesitamos el 'sí' lo lógico es que VOX se mantenga fuera del Gobierno", afirmó en 'El Programa de AR'.
Un perfil agresivo
En el debate también salió a la palestra ETA en la recta final. El líder del PP mencionó que este lunes se cumplía el 26º aniversario del asesinato del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco, para lo que citó los acuerdos con EH Bildu. Fue en este momento cuando Pedro Sánchez le respondió con los lemas "Que te vote Txapote" que emplean algunos seguidores de su formación en camisetas, momento en el que Feijóo calló.
Junto con ETA, Feijóo mencionó el Falcon y Marruecos. Sobre el avión presidencial, Pedro Sánchez le recordó que Aznar compró tres y él ninguno. En cuanto al país vecino, el candidato del PP le recordó que el país vecino le había espiado.
El líder del PP mostró un perfil mucho más agresivo, consciente de que el debate podía consolidar su liderazgo en las encuestas. Ninguno planteó grandes planes de futuro, se centraron en los hechos ocurridos durante los últimos años y en el presente. Las encuestas dirán hasta qué punto influirá un debate que han seguido 11,3 millones de personas, el cuarto más visto en 30 años, con unas encuestas en cierta medidas igualadas, pero con ventaja para la derecha.