Albert Rivera tiene la intención de abstenerse en la votación que permitirá la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Con esta decisión, se convierte en el segundo partido relevante que no apoyará la salida de los restos del dictador, junto con el Partido Popular.
La decisión llega en un momento delicado para la formación naranja. Tras liderar todas las encuestas, su postura en la moción de censura ha hundido sus expectativas y se descuelga de la primera línea política (que recuperan PSOE y PP).
Todo ello ha desembocado en toda una serie de bandazos, como atribuirse la llega de Pedro Sánchez a La Moncloa tras votar en su contra. Y con unos movimientos que, en cierta medida, recuerdan a la actual posición de Podemos, situado en la irrelevancia política tras su hundimiento posterior al referéndum del 1 de octubre.
¿Qué sucede en Ciudadanos? ¿Está actuando correctamente? ¿Sus movimientos le benefician o están hundiendo sus expectativas? Vamos a hacer una recopilación de todas decisiones que le han perjudicado y, finalmente, llegaremos a una conclusión sobre lo que está sucediendo.
1 La huelga del 8 de marzo
Fue uno de los puntos más significativos. Ciudadanos y PP se opusieron a la huelga feminista del 8 de marzo con vagos argumentos, como decir que era "anticapitalista" y que la única forma de defender los derechos de las mujeres era "hacer políticas reales".
La formación de Rivera se amparó la llamada a una "huelga de consumo" que implicaba una lucha contra el actual modelo de economía de mercado. Sin embargo, a medida que se avecinaba la fecha de las movilizaciones, el apoyo a la huelga iba creciendo.
Según publicó el diario El País el pasado 6 de marzo, los españoles que consideraban necesaria la huelga se situaban en un 82%. El sondeo, realizado por Metroscopia, indicaba un apoyo del 87% de mujeres y un 72% de hombres.
Finalmente, la huelga obtuvo un éxito rotundo y las calles de Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla se llenaron para reivindicar los derechos de ellas. Fue entonces cuando, en un gesto desesperado, la líder de C's en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, se presentó con una comitiva de su grupo en el Consistorio. Los manifestantes les abuchearon y Villacís aprovechó que iba acompañada de una víctima de violencia de género para asegurar que el movimiento estaba dominado por una suerte de "sectarismo".
El día de hoy era para reivindicar respeto, igualdad y, sobre todo, libertad.Sois los de siempre, hoy disfrazados de feminismo.He tenido que decir más fuerte que vuestro odio no me representa, ni me condiciona, ni me limita.#DiadelaMujerpic.twitter.com/931gxqUbb2
— Begoña Villacís (@begonavillacis) 8 de marzo de 2018
Su postura no obtuvo el rédito deseado y finalmente cambió de opinión, con un giro de guión que no gustó en su electorado. No fueron los únicos afectados: la expresidenta madrileña, Cristina Cifuentes, también se vio debilitada por este motivo.
2 Las cabalgatas
El giro a la derecha de Ciudadanos también sirvió para seducir al votante LGTBI que se situaba a la derecha del espectro político. Su iniciativa obtuvo éxito y derivó en una fuga de militantes que consideraban que la formación de Rivera defendía mejor sus intereses.
Sin embargo, hubo un gesto cambió todo: la asistencia de la travesti La Prohibida en las cabalgatas de Reyes de Vallecas (Madrid). La formación naranja cargó duramente contra esta decisión, llegando a decir que "desnaturalizaba" la celebración de la fiesta y que intentaba "adoctrinar" a los menores.
El Ayuntamiento, por su parte, se defendió basándose en que la presencia de la drag queen tenía la intención de concienciar a los pequeños en torno al respeto a personas que cuentan con otra identidad de género u orientación sexual.
Todo derivó en una cabalgata que se celebró con normalidad, que gustó a los vecinos y a los pequeños. Las críticas internas en Ciudadanos comenzaron a visibilizarse, algunos miembros intentaron recular y todo terminó en una especie de silencio. La carroza de Ciudadanos en la edición del Orgullo LGTBI contó con una presencia muy menor a la edición anterior.
3 La gestión del asunto catalán posterior a las elecciones del 20-D
La victoria de Inés Arrimadas en las elecciones catalanas del 20-D supuso un soplo de aire fresco para el constitucionalismo. Las fuerzas que representaban este sector consiguieron vencer en votos, pero la Ley d'Hont permitió que el independentismo consiguiera presidir la Generalitat.
Esto lanzó a Ciudadanos a la cúspide de las encuestas en todos los territorios de España, pero su gestión posterior no fue correcta. El partido de Albert Rivera no inició, siquiera, ningún tipo de ronda de contactos para sondear sus apoyos entre el resto de fuerzas afines.
El PP criticó duramente su decisión y el PSC no dudó en mostrar ciertas discrepancias. Inés Arrimadas podría haber formado un gobierno (débil) en el caso de que un independentismo, entonces, fracturado, no hubiera alcanzado pactos.
Su falta de acción debilitó a la candidata, que ahora cede el testigo a ERC en todas las encuestas y que amenaza con bajar sus apoyos en el caso de que sea incapaz de frenar al sector soberanista.
4 La moción de censura
Lo hemos comentado al inicio de este artículo, pero ha sido determinante para que Ciudadanos se hunda hasta la tercera posición en todas las encuestas.
Su decisión de votar en contra junto al Partido Popular, quemado tras la caída e imputación de Cifuentes, condenado como partícipe a título lucrativo en la Gürtel y con uno de sus pesos pasados (el actual líder, Pablo Casado) señalado por un máster presuntamente irregular; le vinculaba a un Mariano Rajoy que se encontraba en sus horas más bajas.
Albert Rivera se equivocó y llegó a reconocerlo cuando su partido terminó atribuyéndose la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. Tener a Mariano Rajoy cociéndose en su salsa era la mejor de las situaciones para que se mantuviesen en la cresta de la ola. Ahora, el PSOE está abanderando la regeneración política, mientras que Ciudadanos, otrora sostén del Gobierno junto al PNV, queda en la irrelevancia parlamentaria, en el 'camino del desierto' que generalmente representa el papel de la oposición.
5 La disidencia interna
Las voces discordantes comienzan a surgir con mayor fuerza. El sector crítico, con cúspide en Valencia y con Carolina Punset como mayor exponente, ha criticado el giro hacia la derecha que ha evidenciado el partido con sus últimos movimientos.
A ello, se suman las acusaciones de presunta financiación ilegal y la detención del primer alcalde naranja por un caso de corrupción, el regidor de Arroyomolinos (Madrid), Carlos Ruipérez, en un chanchullo a la hora de conceder los contratos de los semáforos.
6 Abandono del centro político
El abandono de la socialdemocracia y su abrazo al liberalismo económico, aquel del que hizo gala Esperanza Aguirre y que se basa en privatizaciones y recortes en servicios sociales, sitúa a Ciudadanos a la derecha del espacio político.
El votante medio ya está vinculando al partido con la derecha. Si tenemos en cuenta que la formación de Rivera intentó vender su posición de centro y que la mayoría del votante de nuestro país se sitúa alrededor del 4,5 (en una escala en la que el '0' representa la extrema izquierda y el '10' la extrema derecha), no parece muy acertada su decisión.
7 Malos 'compañeros de cama'
Por último, su apoyo al PSOE en Andalucía y al PP en la Comunidad de Madrid o Murcia; suponen otra grieta. Sobre todo, si tenemos en cuenta que ambas formaciones son las protagonistas estrella de los mayores escándalos de corrupción a nivel autonómico en nuestro país.
Por otro lado, el hecho de mantener a gobiernos que llevan décadas al frente del poder no ayuda especialmente a la hora de ondear la bandera de la regeneración política. Y, si tenemos en cuenta la caída de Cristina Cifuentes en Madrid y Pedro Antonio Sánchez en Murcia; la situación se complica.
8 La exhumación de Franco
Aún falta comprobar cómo afectará esta postura en los próximos sondeos, pero no apunta a un rédito electoral: nuevamente cuesta alzar la bandera de la regeneración política mientras que se defiende la conservación del Valle en la situación actual.
La única salida sería anunciar a bombo y platillo un plan para reformar el conjunto, incluir honores a las víctimas e incluir una hoja de ruta para la exhumación de los restos. Y todo, con un plan elaborado al milímetro.
Sin embargo, el tiempo corre en contra. El blindaje legal que prepara el Gobierno y la sensación de imposición frente a la familia del dictador le proporcionan solidez en el discurso y deja a Ciudadanos en un segundo plano.
9 La esperanza llega en el otoño
Toda esta ensalada de situaciones está debilitando a Albert Rivera, aunque su esperanza llega este mes de otoño. Puigdemont promete volver a la 'mano dura' y Ciudadanos cuenta con una oportunidad excepcional para liderar nuevamente el mantra de la unidad de España.
Si lo consigue y sube en las encuestas, llegaría a las autonómicas de 2019 en la mejor posición. Estos comicios, además de servir como termómetro para las generales de 2020, supondrían un bálsamo para que su partido se atribuya medallas en materia de gestión. Y permitiría conseguir la imagen de 'voto útil' frente al bloque de la izquierda, un papel que tanto benefició a los dos grandes partidos.
El PSOE, además, aún necesita el apoyo de los independentistas para cerrar el presupuesto del próximo año y asegurarse el final de la presente legislatura. Las concesiones que realice serán clave, sobre todo, porque la capacidad de influencia de la oposición será mínima a partir de entonces: la actual ley bloquea cualquier movimiento tras la aprobación de las próximas cuentas. Algo que ya ha llevado a Sánchez a mantener el presente años con los mismos gastos que ya planteó Mariano Rajoy.