A lo largo de la historia, el ideal de belleza ha experimentado cambios sustanciales, reflejando las influencias culturales, sociales y económicas de cada época.
En la antigua Grecia, se valoraba la armonía y la proporción en la figura humana, como se evidencia en las esculturas de cuerpos atléticos. Durante el Renacimiento, la belleza se asociaba con la salud y la robustez física, con figuras más rellenas y carnosas.
En contraste, el siglo XX trajo consigo la idealización de la delgadez, impulsada en parte por las influencias de la moda. En la actualidad, estamos ante un cambio significativo hacia la apreciación de la diversidad y la autenticidad. La aceptación de diferentes tipos de cuerpos, colores de piel y características únicas ha ganado terreno, desafiando lo que antes se consideraba una perfección estereotipada.
Pero, ¿dónde surgieron las primeras cirugías estéticas y cómo se llevaban a cabo?
La primera rinoplastia conocida se atribuye a Sushruta, un antiguo médico hindú que vivió alrededor del 600 a.C. Sushruta describió detalladamente el procedimiento en su tratado médico, el 'Sushruta Samhita'.
La rinoplastia inicialmente se practicaba para corregir deformidades nasales causadas por heridas o amputaciones, más que por razones estéticas. Utilizaba técnicas como la toma de injertos de piel de la frente para reconstruir la nariz.
El auténtico impulso para el desarrollo de la cirugía estética surgió durante el Renacimiento con la propagación de la epidemia de sífilis, una enfermedad venérea importada de América. La necesidad de abordar las secuelas de la sífilis, que corroía o causaba la pérdida de la nariz, dio origen a la 'chirugia decoratoria'.
Esta nueva forma de cirugía tenía como objetivo reconstruir las narices afectadas por los estragos de la enfermedad. Durante este período, los cirujanos pioneros, como el doctor Gaspare Tagliacozzi, exploraron diversas técnicas para restaurar la apariencia facial de los pacientes, marcando así el comienzo de una rama de la cirugía centrada en la estética reconstructiva.
Operaciones estéticas de todo tipo
La primera operación "quitabarriga" se atribuye a Gasparo Tagliacozzi, un cirujano italiano del siglo XVI. En su obra 'De Curtorum Chirurgia per Insitionem' (1597), Tagliacozzi describió una técnica para corregir la protrusión del abdomen conocida como 'ptosis abdominal'.
Este procedimiento precursor de la abdominoplastia moderna implicaba realizar incisiones en la parte inferior del abdomen y utilizar tejido propio del paciente para reforzar y remodelar la zona abdominal.
Aunque la cirugía estética estaba en sus primeras etapas, la obra de Tagliacozzi marcó un hito en la búsqueda de soluciones quirúrgicas para mejorar la apariencia corporal, estableciendo así las bases de futuros avances en cirugía plástica abdominal.
Después de la Primera Guerra Mundial, la cirugía pasa de disimular los rasgos étnicos y el envejecimiento a la transformación sexual. En 1920, el doctor Richard Mühsam, del hospital municipal de Berlín, vivió un caso singular cuando un paciente buscó su ayuda para someterse a una castración con la intención de transformarse en mujer.
Mühsam realizó un procedimiento en el cual implantó un ovario al paciente para inducir la producción de hormonas femeninas. El resultado fue la aparición de senos y una voz más femenina. Sin embargo, Mühsam evitó la amputación del pene y, en su lugar, ideó una simulación de vagina donde ubicó el miembro del paciente de manera que pudiera experimentar estimulación sexual.
También en esa época se popularizó en Hollywood el uso del primer plano extremo, que mostraba los todos los defectos de los actores. Algunos de ellos corrigieron sus 'imperfecciones' en ese momento. Este énfasis en la perfección estética marcó el comienzo de una era en la que la imagen se volvió cada vez más importante en la industria cinematográfica.
Ya en estos primeros años del siglo XXI, la cirugía estética ha evolucionado hacia métodos más sutiles y ofreciendo resultados más precisos. La democratización de estos procedimientos ha permitido que un número más amplio de personas tenga acceso a mejoras estéticas, contribuyendo a la normalización de la cirugía plástica y su integración en la cultura contemporánea.