Después de cinco duros días de trabajo, el fin de semana se presenta como un oásis en mitad del desierto: dos días para desconectar y ver a los amigos. Sin embargo, cuando te quieres dar cuenta ya es domingo por la noche y tienes que irte pronto a la cama para madrugar el lunes. ¿Cómo han podido esfumarse dos días tan rápido? Y ya como salgas de fiesta una noche, el ansiado descanso habrá sido un completo espejismo.
Si eres de los que piensa que el fin de semana debería alargarse por ley, seguro que te encantará saber que científicos y profesionales de la salud han acordado que el descanso semanal debería ser de tres días en vez de dos. Se trata de algo que todo el mundo sabía, pero no está de más que lo corrobore un cientifico tal y como recoge Bright Side.
Dan un paso más allá y señalan que las jornadas laborales deberían ser más cortas, con las horas más concentradas favoreciendo así la concentración del trabajador. Según K. Anders Ericsson, experto en la psicología del trabajo, sólo cuatro o cinco horas horas al día de trabajo son realmente productivas: "Si se empuja a la gente mucho más allá del tiempo que realmente pueden concentrarse al máximo, es muy probable que adquieran algunos malos hábitos. Lo que es peor, esos malos hábitos podrían acabar afectando al tiempo que la gente suele ser productiva".
Por lo tanto, los científicos sugieren que una semana de cuatro días mejoraría significativamente las condiciones.
Ya hay ejemplos de semanas con cuatro días laborables
En 2008, durante la crisis financiera, el entonces gobernador de Utah, Jon Hunstman, diseñó un plan para cambiar a una semana de cuatro días, pero con 10 horas al día. Casi el 75% de las empresas estatales intentó esta configuración, lo que resultó en la reducción de costos así como en una mayor motivación de los empleados.
Estos resultados fueron repetidos por Reusser Design, una empresa de desarrollo web que cambió a una semana de cuatro días en 2013. Una escuela lo probó en Colorado, para estudiantes de cuarto y quinto grado. Sus resultados de matemáticas y lectura aumentaron en 6 y 12% en consecuencia.