Siempre hemos oído los típicos comentarios sobre la personalidad que tenemos en función de nuestra posición respecto a nuestros hermanos. Que si los pequeños son más egoístas y tranquilos, que si los mayores son más protectores e independientes, que si los medianos no pintan nada... La rumorología pueblerina se ha encargado de atribuir todo tipo de argumentos a la influencia que tiene nuestra posición entre nuestros hermanos a la hora de componer la personalidad.
Pero, lejos de toda interpretación y suposición.... ¿Tenemos razón a la hora de considerar todo este tipo de afirmaciones? Tanto psicólogos como psiquiatras de familia se han encargado de otorgar una base científica a todo este embrollo. ¿Quieres un adelanto? La rumorología pueblerina tiene mucha más razón de la que crees.
Una base científica
La investigaciones en torno a este asunto parten del siglo XIX, cuando Alfred Adler, amigo de Freud, intentó analizar el comportamiento de los pequeños en función de su posición dentro de sus familias. Las conclusiones que sacó nos dan 'una de cal y otra de arena' para todos:
1 Hermanos pequeños
Socialmente se ha considerado que son los más dependientes de sus padres. Adler está de acuerdo con tal afirmación, puesto que buscan mucho más la atención de sus padres y les demandan con mayor asiduidad al considerar que son más débiles que el resto de sus hermanos.
Sin embargo, como también tienen como figura de referencia a sus propios hermanos, suelen intentar imitar sus capacidades. Esa práctica termina por desarrollar una personalidad mucho más activa y abierta, preparada para manejarse a nivel social, buscar amistades, y crear nuevos círculos sociales.
También suelen contar con una forma de ser más peculiar, por el simple hecho de que desde que nacen están conviviendo con otro niño y necesitan diferenciarse para reclamar la atención de sus padres.
2 Hermanos del medio
Los hermanos del medio han sido considerados tradicionalmente como 'los desheredados', ya que están entre el que dirige al resto y entre el pequeño que tanto demanda la atención de sus padres.
No se va por mal camino. Sin embargo, también cuentan con una gran ventaja respecto a los demás: Son más conscientes y diligentes, más aventureros y suelen estar dispuestos a investigar. Por todo ello, suelen ser los más valientes de todos.
3 Hermanos mayores
En este caso, la gente siempre ha considerado que los hermanos mayores suelen ser los más responsables y 'mandones' que el resto. Tampoco andan, en este caso, desencaminados.
Según Adler, los primogénitos cuentan con mayores habilidades de liderazgo, lo que también contribuye a que sean más dominantes y conservadores que el resto. Por su posición de mayor edad respecto a los demás, también suelen asumir el rol de 'cuidadores' desde el momento en el que empiezan a compartir su vida, lo que termina por reforzar un perfil responsable. Por todo ello, al final, terminan teniendo mayor iniciativa, son más honestos y toleran mejor el estrés y la ansiedad que el resto de los hijos que nacen después.
4 Hijos únicos
En este caso siempre se ha considerado que son más egocéntricos y egoístas que los demás, por el simple hecho de que no tienen que compartir ninguno de los juegos con nadie.
Adler comulga con tal idea y señala a una causa: suelen recibir toda la atención en exclusiva por parte de sus padres. Sin embargo, ser hijo único también comporta ventajas: el simple hecho de tener que buscar compañeros de juegos fuera del hogar termina por desarrollar un carácter bastante más abierto y social que el resto.
5 La influencia de la familia
A pesar de todo ello, la influencia de la familia a la hora de educar a sus hijos puede repercutir de manera muy importante sobre su personalidad, por lo que los avatares aquí mencionados no son extrapolables a todas las situaciones.
Por ejemplo, algunos psicoterapeutas recomiendan que cuando llegue un hermano pequeño a casa se celebre, por ejemplo, una 'fiesta del hermano mayor', con el fin de que el mayor no tenga celos de sus hermanos pequeños. Todo ello puede generar una mayor conexión entre ambos hermanos.
Además, también se recomienda la realización de juegos en los que se incluyan a todos los hermanos y en los que se vean obligados a cooperar para que así puedan comprender que ambos deben de aportar de la misma manera, y que ninguno tiene una situación de privilegio respecto al otro.
Cuando haya que regañar a alguno de los pequeños, se intentará también mantener el mismo tono y el mismo discurso, con el fin de que no se perciban esas diferencias que pueden desestabilizar la relación entre los hermanos y que pueden desarrollar a la larga personalidades mucho menos recomendables.
Eso sí, siempre hay que tratar a cada uno de los hijos de manera diferente, pero en este caso, en base a su personalidad y no a su edad.