¿Eres de los que apaga el despertador cuando suena por la mañana pensando ya en la siesta que va a echarse después de comer? Algunos dicen que para ellos es el mejor momento del día, otros, quienes no quieren ni oír hablar de ella por el mal cuerpo que se les queda cuando se despiertan.
La ciencia ha hablado sobre esta costumbre tan española para explicar cómo debe llevarse a cabo. Ha sido María José Martínez, coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño (SES), quien ha explicado qué beneficios puede tener para nuestra salud este descanso a mediodía: "Se ha demostrado que aumenta la productividad en el trabajo. Algunas empresas en Japón y en otros países asiáticos obligan a los trabajadores a dormir la siesta y les facilitan salas para ello. También hay mejoras a nivel cognitivo, en la concentración, la capacidad de reacción, baja el nivel de estrés y reduce la irritabilidad."
Ahora bien, ¿de qué depende que una siesta sea perfecta para nuestro organismo? Según Martínez, "Debe prolongarse entre los 10 y los 30 minutos, no más y lo ideal es no sobrepasar las cinco de la tarde. No es recomendable la siesta de pijama. Debemos seguir dándole a nuestro cuerpo la señal de que es de día, seguir los ritmos circadianos."
Pero, ¿qué pasa si dormimos más de este tiempo?. Según los expertos haciendo lo que se llama "quitar presión al sueño de la noche": "El problema es que si nos acercamos a los 90 minutos, a la hora y media, estamos haciendo un ciclo completo de sueño, lo que supone quitar una gran cantidad de adenosina. La adenosina es una sustancia que se acumula en el cuerpo cuando estamos despiertos. Cuantas más horas despiertos, más adenosina se acumula. Es lo que llamamos el 'hambre' de sueño. Cuantas más horas pasamos sin dormir, más de este 'hambre' tendremos. Y si quitamos un ciclo completo de sueño, vamos a retirar mucha de esta presión para la noche, con lo que se nos va a retrasar todo y vamos a sentir somnolencia mucho más tarde."
De hecho, hay algunas personas a las que dormir más puede afectarles de forma negativa: "Podemos despertarnos en medio de una fase de sueño y levantarnos mucho más aturdidos, casi peor que cuando nos hemos acostado. Esto pasa en muchas ocasiones cuando nos dormimos dos horas, que nos levantamos casi como depresivos, sin energía. Hemos alargado la siesta y hemos entrado en fases de sueño demasiado profundas".
'Coffee naps' para la siesta perfecta
Para que esta siesta no se vaya de las manos -en cuanto a tiempo principalmente-, se han puesto de moda las siestas con café o 'coffee naps', una estrategia para maximizar la energía y el estado de alerta al combinar la ingesta de café con ese tiempo breve de siesta.
La experta lo explica así: "Consiste en tomar un café justo antes de ir a dormir. Se ha visto que la cafeína empieza a hacer efecto 15 o 20 minutos después de ingerirla. Tomarla justo antes de ir a dormir puede ayudar a que cuando empiece a hacer efecto, sea el momento de despertar. Y lo haríamos más activos que si no la hubiéramos tomado. Eso sí, no recomendaría esta práctica a quienes no suelan tomar café o no lo toleren, ya que les sentaría mal".