China lleva un tiempo trabajando en una profunda reformar educativa de la que ya se van conociendo algunos detalles. El más llamativo es que el país va a eliminar los exámenes para los niños y niñas de seis y sete años con el objetivo de aliviar la presión sobre sus alumnos y alumnas a tan temprana edad.
"Los exámenes demasiado frecuentes (...) hacen que los estudiantes estén sobrecargados y bajo una enorme presión", han señalado desde del Ministerio de Educación, que ha publicado las nuevas pautas en las que se apunta que esta presión del hipercompetitivo sistema chino "daña su salud mental y física".
Y aporta datos, como que el 67 % de los estudiantes no duerme lo suficiente y que el 22 % está en escuelas que no cumplen con los requisitos de horas mínimas de educación física.
Respecto a otros niveles educativos, la nueva norma también limita los exámenes. En la educación obligatoria a una vez por trimestre, con exámenes parciales y simulados permitidos en la escuela secundaria. Hasta ahora desde los seis años los niños se examinaban anualmente hasta su examen cumbre, el de ingreso en la universidad, el temido gaokao.
Los deberes que incluyan tareas escritas también se limitan con la nueva norma. El Ministerio de Educación las ha prohibido para los estudiantes de primer y segundo grado y han quedado limitadas para los estudiantes de secundaria a no más de 1,5 horas.
Grupos excelentes y profesorado
La reforma también propone una distribución "más equilibrada" de los alumnos y alumnas. Esto implicará que deben de existir los "grupos excelentes", una práctica muy habitual en las escuelas públicas chinas según la cual se agrupaba a los estudiantes más brillantes.
Además, los profesores y profesoras deberán rotar de escuela cada seis años con el objetivo de evitar la concentración de los mejores talentos en algunas escuelas
