A veces, la presión social nos lleva a decir mentiras, aparentar lo que no somos o incluso hacer auténticas locuras. Y lo peor es que no reparamos en las consecuencias que esto nos puede traer. A Sam Ballar, el reto que le pusieron sus amigos no le causó la muerte, pero sí que le cambió la vida para siempre.
Este australiano que ahora tiene 27 años, celebró su 19º cumpleaños comiéndose una babosa de su jardín desafiado por su grupo de amigos. El animal que se tragó contenía un parásito, la lombriz Angiostrongylus cantonensis, conocida como el gusano pulmonar de rata. Esto le provocó una infección pulmonar parasitaria, que le causó una enfermedad cerebral y que derivó en la paralización permanente en su cuerpo de cuello para abajo.
Estos parásitos viven en su primera etapa en el interior de las babosas y los caracoles, ya que se alimentan de heces de rata. Este problema puede poner en riesgo nuestra salud, sobre todo, porque los caracoles se comen habitualmente en España. Si no están bien cocidos, el parásito no muere.
Cuando en 2010 Sam aceptó comerse una babosa, esta le causó un daño cerebral grave que le dejó casi un año y medio en coma. Cuando despertó, los médicos le comunicaron que se había quedado parapléjico de cuello para abajo. En total, estuvo en el hospital casi cuatro años y medio ingresado.
Sin embargo, ahora conocemos su historia porque el Gobierno australiano presidido por Malcolm Turnbull, ha reducido la ayuda monetaria que la familia recibe para cuidarle a través del Seguro Nacional de Incapacidad Australiana. La ayuda era de 383.700 dólares al año, ahora es de 105.000 cuenta su madre, Kate, que critica que se lo comunicaran a través de un SMS.
Desde que le dieron el alta, Sam tiene que ser cuidado por alguna persona durante las 24 horas del día. Y por eso sus amigos llegaron a realizar una campaña para recaudar fondos llamada 'Team Ballard', con el fin de garantizar los cuidados para su amigo.
Hecho atípico
El caso de Sam es atípico, porque el parásito suele morir por sí sólo sin necesidad de terapia medicinal, tal y como indican los expertos. Y quienes presentan infecciones pulmonares de las ratas tampoco desarrollan síntomas, aunque sí pueden desarrollar alguno leve a corto plazo como fiebre, dolor de cabeza, rigidez en el cuello o náuseas.
A este chico australiano que quería ser jugador de rugby le tocó la peor parte, ya que la infección a veces puede coincidir con una meningitis conocida como meningoencefalitis eosinofílica que hace aumentar un glóbulo blanco en el cerebro y en el fluido espinal. Este glóbulo blanco es conocido como eosinófilo y con su aumento puede provocar alteraciones en el sistema nervioso llegando a causar una parálisis o incluso la muerte.