No hace falta hacer ninguna encuesta para saber que todo el mundo -absolutamente todo el mundo- ha tratado de introducir comida de extranjis en el cine. Los métodos, tan diversos como adaptados a las circunstancias, nos son ya convencionales: meter una bolsa de palomitas caseras en el bolso, llevar pantalones con mil bolsillos (¿recordáis cuando se llevaban esos pantalones?) para guardar las latas de Pepsi, sustituir las típicas palomitas por una bolsa de chucherías -más fácil de esconder si no cuentas con un bolso- comprada en la tienda más cercana al cine... Lo que no os recomiendo, por experiencia propia, es esconder un helado en el bolsillo del pantalón -más aún cuando el helado lo traes desde casa-, pues el resultado puede ser absolutamente dramático.
Sin embargo, esta imperiosa necesidad de comer mientras vemos una película, desde que en la Gran Depresión se popularizara lo de comer palomitas -por lo abundante y barato que era el maíz en los EEUU de los años 30-, lleva a algunas personas a utilizar todo su ingenio con el objetivo de colar comida en el cine.
En esta historia no fueron unas palomitas o unas latas de Pepsi, ni tan siquiera unas golosinas o unos helados, lo que lograron introducir en el cine unas estudiantes de California, sino que estar jóvenes fingieron estar embarazadas para colar... ¡unas sandías!
Con este tweet, que se ha vuelto tan viral como su hazaña, confesaba el 'delito' la joven Priscilla Banuelos, la cabecilla de este grupo de chicas que nos ha demostrado, una vez más, que cuando existe necesidad la pillería es la mejor de las armas:
@bretmanrock we had too ??? pic.twitter.com/F5CwYRrwGC
? Priscilla (@yungpripri) 17 de agosto de 2016
Como se puede ver en las imágenes que ha compartido por Twitter, las tres amigas partieron las sandías por la mitad, cubrieron la superficie húmeda con plástico de cocina, se las pegaron a la tripa y las ocultaron con camisetas anchas de premamá. Una vez en el cine, bastaba con despegárselas, quitar el plástico transparente y comerse a cucharadas la sandía, cada una con su correspondiente mitad.
Por supuesto, las sandías tenían que ir acompañadas de un refresco king size que sí abonaron. Llegados a este punto nos preguntamos: ¿Compensaba todo el esfuerzo? ¿No se puso calentorra la sandía? ¿Qué hubiera pasado si hubiese chorreado y la gente pensase que habían roto aguas en la cola del cine? ¿De verdad necesitaba cada una de ellas media sandía entera, no podían haber fingido el embarazo un par de ellas?
Sin embargo, no acaba aquí la historia, ya que con otro tweet contestaba el empleado de los cines Galaxy al que le tocó limpiar el resultado de la genial idea de las jóvenes, con una imagen que decía: "Quién se lleva sandía a una película como esta".
@yungpripri@bretmanrock@nina_angelena im the one who had to clean that shit up.... pic.twitter.com/77aePL3UaS
? Kolt (@kolton_dehart) 17 de agosto de 2016
Una de las jóvenes implicadas, amiga de Banuelos, daba las gracias, también vía Twitter, al empleado, quien se tomaba con deportividad y humor la última historia -y más ingeniosa- de jóvenes tratando de ocultar la comida que pensaban colar en el cine:
@kolton_dehart@yungpripri@lysssalo@Amigo_Amador Thank you for cleaning our shit up??? very much appreciated
? @Ng¡£ K¡n$ (@nina_angelena) 17 de agosto de 2016
Sin duda, estas jóvenes ingeniosas no son las más limpias y, además, después de tanto esfuerzo ni siquiera se comieron toda la sandía. Otra idea: teniendo en cuenta que nadie sospecharía que se fuesen a poner a comer sandía en la sala... ¿no habría sido más fácil meterlas en una bolsa, como si las acabases de comprar, y partirlas una vez dentro? Aunque quizás así se hubiesen pringado las manos y habría sido más aparatoso que partirlas, pegárselas a la tripa y conducir con ellas camufladas bajo... oh, olvidémoslo.
Ahora, es vuestro turno: ¿Qué maniobras habéis ideado para colar comida en un cine? ¿Habéis ido tan lejos como estas jóvenes californianas?