pEs una realidad que las mujeres gastan mucho más dinero que los hombres en su imagen, pero es que los cosméticos femeninos suelen tener, además, un precio muy superior injustificado. La conocida como "tasa rosa" se puede confirmar con un vistazo a las estanterías del supermercado que exponen una cantidad mucho mayor de cosméticos destinados a las mujeres.
Esta diferencia de precio, según indican los expertos en marketing, se debe a que las mujeres sienten una obligación social por permanecer perfectas estéticamente y encajar en los cánones de belleza. Por ello, están dispuestas a pagar un precio mayor los productos cosméticos.
De esta imposición ha sido consciente una chica de 20 años y usuaria de Reddit, que ha querido explicar su situación al resto de asiduos a la red social. De esta forma, la chica ha relatado cómo su novio suele quejarse de que ella tarda demasiado tiempo en el cuarto de baño. Hasta que ella decidió plantarse.
"Me dijo que no iba a hacer nada por arreglarse nunca más y conforme a sus palabras, no ha vuelto a depilarse las axilas, ni a hacerse la cera, ni a maquillarse, su pelo parece como recién salido de la cama", asegura el chico que también ha querido explicar su punto de vista. "Le dije que no entendía lo que estaba haciendo y que apreciaría si volviera a hacer todo lo que hacía antes para estar presentable", afirma.
"Es una locura, no soy su proveedor"
Sin embargo, la chica no está dispuesta a ceder y ha establecido una sorprendente condición a su novio si quiere que vuelva a maquiilarse, depilarse y peinarse de nuevo: debe pagarle para compensar su gasto en maquillaje, lo que su novio considera "una locura". "No soy su proveedor. ¿Por qué debería pagarle para que se acicale? Entiendo que es su cuerpo y ella decide, pero si hay hombres por ahí que están cómodos con sus novias con pelos largos en los axilas, son mucho mejor que yo", defiende.
La respuesta de ella pone de manifiesto el esfuerzo diario que realizaba por arreglarse, únicamente para que su novio la considerase "presentable" y del que, además, se quejaba constantemente.
"Dejé de hacer cosas que ni siquiera me había dado cuenta que estaba haciendo. No me maquillé, no me depilé. No me hice las cejas, no me quité el bigote; tengo el pelo rizado y muy encrespado, así que también dejé de usar productos alisadores y planchas o secador, no me hice más manicuras ni pedicuras, no volví a la peluquería a retocarme las mechas. ¿Parezco una bestia parda? Sí, pero ¿soy una bestia parda cómoda y feliz? Por supuesto", reivindica.
Eso sí, parece que la historia ha tenido un final feliz, o al menos para las curiosas exigencias de cada uno de los miembros de la pareja: Finalmente, él ha reconocido su error y ha accedido a pagar a su pareja e, incluso, se ha depilado él mismo las piernas para intentar entender la cantidad de tiempo que una mujer emplea en acicalarse. Ella, por su parte, ha vuelto a realizar tan solo una parte de los cuidados que llevaba a cabo anteriormente, entre los que incluye hacerse las cejas, depilarse las axilas e intentar cuidar su cabello rizado.