Un nuevo documento emitido por la organización animalista PETA de Estados Unidos recoge cómo los trabajadores de varias granjas de gansos en China inmovilizan a estos animales y les arrancan las plumas mientras tratan de escabullirse, una tortura que sufren muchas de las aves antes de ser sacrificadas.
Esta práctica ya se encuentra prohibida en la Unión Europea, aunque siempre hay quien encuentra vacíos en la ley para obtener beneficio económico mediante la tortura animal. Además, de acuerdo con el Parlamento Europeo, "se permite la práctica de recolección de plumas de ganso vivos durante el período de muda". Hungría, Rumanía y Polonia son los países que acogen el mayor número de granjas de recolección; sin embargo, es en China donde se concentra el 80% de la producción mundial del plumón.
El proceso de desplume comienza cuando los gansos tienen 10 semanas, por lo que aún no han alcanzado la edad adulta. Posteriormente continúa con seis semanas de frecuencia hasta que cumplen los cuatro años.
"Les rompen las alas y les generan heridas que no se tratan"
Las aves son retenidas sin ningún tipo de analgésico y se les arrancan las plumas del pecho. Fabian Steinecke, de la Oficina Protectora de Animales de Alemania, ha denunciado el cruel procedimiento que se aplica con los gansos: "Les rompen las alas y les generan heridas que no son tratadas, lo que significa que los animales sienten un 100 por ciento del dolor durante todo el proceso". Además, añade que las aves hacinadas en granjas industriales son sometidas a un estrés que provoca que se vuelvan somnolientas y agresivas: "Se atacan entre sí y muchas veces arrancan las plumas de las otras aves. Sencillamente dejan de comportarse de una manera normal", afirma Steinecke.
En estas condiciones, los gansos apenas pueden respirar, por lo que muchos mueren tratando de escapar, aplastándose entre ellos. Tras estas largas jornadas de dolor y tortura, finalmente son enviados al matadero.
La Directora General de PETA, Ingrid Newkirk, ruega a los consumidores y a los minoristas compasivos que "descarten el plumón y usen materiales sintéticos de alta tecnología, que son compasivos con los animales, cálidos e hipoalergénicos y aún calientan cuando están mojados".
Ingrid añade además que muchos de los productos fabricados con plumas de ganso son etiquetados posteriormente como 'obtenido responsablemente'. Por ello llama a los consumidores a dudar de las etiquetas de los productos y cuestionarse el origen de los productos fabricados con el plumaje de las aves.