Hay bebés que en cuanto nacen tienen que ingresar en rehabilitación por culpa de la drogadicción de sus madres. Normalmente madre e hijo tienen que emprender caminos separados para superar su adicción, pero un centro en Inglaterra permite que superen su drogodependencia juntos.
Más de mil bebés ingleses nacen con adicción a drogas y alcohol debido a que sus madres han consumido durante el embarazo. Puesto que las sustancias que se encuentran en la sangre de las madres van directamente al feto, los bebés se acostumbran a estas drogas y cuando nacen tienen que hacer frente a los efectos de dejar de recibirlas: a esto se lo conoce como Síndrome de Abstinencia Neonatal.
Entre los síntomas más comunes que presentan los recién nacidos adictos a opioides (como la heroína o la metadona) se encuentran temblores incontrolables, llantos agudos y manchas en la piel.
Cuando se presenta un caso de una embarazada drogadicta, normalmente es separada de su bebé, que pasa a ser cuidado por un miembro de la familia o a vivir en una casa de acogida. Pero el centro benéfico Trevi House en Plymouth (Inglaterra) ofrece un programa que rehabilita a madres e hijos en el mismo lugar, por lo que las mujeres no tienen que separarse de sus niños, según informa la BBC.
Según estas mujeres esto es algo muy positivo, ya que la presencia de su bebé les facilita la rehabilitación. A una de las internas, adicta a la heroína, le retiraron la custodia de sus primeros niños: "Solo quería suicidarme", dice, "y lo intenté muchas veces". Asegura que solo puede seguir el programa de desintoxicación porque ahora tiene a su hijo a su lado.
Otra de las mujeres ha conseguido acabar el programa, y lamenta que los servicios sociales retiren la custodia automáticamente a las madres drogadictas: "Es descorazonador que tantas mujeres como yo sean etiquetadas: 'Oh, bueno, eres drogadicta así que no puedes quedarte con tu hijo'". Pide que se ayude a estas personas: "Algo tiene que cambiar. Todo el mundo se merece una oportunidad, se merecen ayuda y sus hijos también lo merecen".
Sin embargo este programa cuenta con detractores, que creen que madres y niños no están preparados para la vida real. Su argumento es que después de meses recibiendo cuidado intensivo, cuando salen del centro no están acostumbradas a valerse por sí mismas y a decir no a las drogas. Pero Hannah Shead, responsable de Trevi House, no está de acuerdo: "Todas las madres aquí dicen que no serían capaces de recuperarse sin su hijo. No serían capaces de centrarse en lo que tienen que hacer. Y si el niño es retirado significa que están en acogida o con familiares, pero no con sus madres, así que mantenerlos juntos es mejor para las madres y para los niños".
Trevi House tiene un índice de éxito bastante alto: entre diciembre de 2013 y diciembre de 2015, el 65% de las mujeres internas terminaron el tratamiento junto a sus hijos.