El coleccionismo es una afición que no entiende de épocas y seguramente un tipo de hobby que nunca pasará de moda. Algunas de las colecciones más codiciadas por todos son las monedas, los billetes o las medallas, aunque de todas estas los coleccionistas se decantan por las primeras.
A raíz del pago en tarjeta (o incluso a través del teléfono), las monedas han perdido enormemente su uso. Sin embargo, hace unos años eran el sistema de pago más utilizado en España, sobre todo antes de que la peseta abriese paso al euro. A pesar de que ya hayan pasado 23 años, son muchos los españoles que guardan en casa millones de pesetas en billetes y monedas.
No obstante, en la numismática, el valor de las monedas se calcula, además de por su precio de mercado, por su propia historia. Es más, hay monedas en países del entorno que no son pesetas pero tienen un valor grandioso. Y han sido la antigüedad, el estado de conservación y el material con el que han sido elaboradas lo que ha aumentado su precio.
El centén sevillano: la joya de la corona
La reina de todas las monedas para los coleccionistas es el centén sevillano: una moneda de oro que presenta el tamaño más grande de España y uno de los más grandes de Europa. Además, destaca por su alto valor en las subastas, ya que puede alcanzar los dos millones de euros hoy en día.
Este tipo de moneda fue acuñada en los talleres del Real Ingenio de Segovia - de ahí su nombre- durante los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II y equivalen a 100 escudos, miden 7,5 centímetros de diámetro y pesan en torno a los 339 gramos.
El centén segoviano se acuñaba por presión, insertando el metal entre dos grandes cuños y más tarde recortando el cospel para ajustar su peso. Por último, se remataba la moneda a mano, lo que también es una obra maestra de orfebrería.
En cuanto a su decoración, presenta una cruz de Jerusalén en el centro y el escudo de los territorios de la Monarquía Hispánica. Otro rasgo característico de esta moneda es que en el borde tiene grabada la inscripción en latín Phillipus III Dei Gratia (Felipe III por la gracia de Dios). Aun así, la característica que hace que sea considerada una moneda única es que solamente se llegaron a hacer dos series: una en 1609 y otra en 1633. Según el catálogo de Numismática Española, únicamente se acuñaron cuatro ejemplares en cada una de ellas.
Su enorme valor en la época ha hecho que algunos investigadores señalen que el centén segoviano era normalmente utilizado como símbolo de reconocimiento y ostentación pública. Además, era una forma que los monarcas tenían en aquella época para premiar a ciertos personajes de la nobleza.
Su interés ha traspasado fronteras
El valor de esta moneda es tan valioso para los coleccionistas que su interés tiene ya alcance internacional. Por ahora, los expertos solamente han localizado una moneda de la primera serie, la de 1609 de Felipe III y salió en subasta en la casa Áureo y Calicó por la friolera cantidad de 800.000 euros. Fue un suizo quien ofreció 944.000 euros como precio final.
Del reinado de Felipe IV se sabe que únicamente se acuñaron centenes en 1623 (una sola pieza) y en 1633. Esta última fecha es la menos rara, existiendo cuatro ejemplares y tres de ellos en manos privadas. De esos tres, uno fue subastado en el mismo lugar con un precio inicial de 500.000 euros. Otro está en el Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid.
No hay que hacerse ilusiones
Encontrar un centén segoviano ya hemos comentado que es más que complicado. Sin embargo, si revisamos en nuestros cajones seguramente encontremos algunas monedas que continúan siendo un preciado tesoro para los coleccionistas y por las que pueden llegar a pagar grandes fortunas.
Según el sitio web de Áureo y Calicó, algunos antecedentes de los centenes podrían ser la gran dobla o dobla de diez doblas de Fernando VI, las 10 y 20 doblas de Juan II, la dobla de 50 enriques o los 50 excelentes de los Reyes Católicos. Todas ellas son piezas increíblemente raras, estando buena parte de ellas en manos privadas.
Si tienes la sospecha de que puedes tener algún ejemplar con valor histórico lo ideal es acudir a algún experto para comprobar su valor. Aun así, hay que saber que la tasación puede variar y al final son los coleccionistas los que ponen valor a la moneda en función de cuánto estén dispuestos a gastarse.