Inapropiado. Esa es la única razón por la que los malasios no podrán ver la primera escena gay de la historia de Disney y que aparecerá reflejada en la nueva película 'La Bella y la Bestia'.
A pesar de la gran posibilidad de concienciación que podría haber otorgado esta escena en uno los países más homófobos del mundo, lo cierto es que la voluntad de las autoridades no pasa, precisamente, por acabar con la discriminación... más bien lo contrario.
El país prohíbe la homosexualidad de manera directa y de manera flagrante: hasta veinte años de prisión, multas y castigos corporales pueden ser el castigo por querer a una persona de tu mismo sexo. Tanto es así, que en 2006, dos niños de 16 y 17 años fueron castigados a penas de tres y seis años de cárcel por un delito, literal, de "sodomía homosexual".
Con este panorama, el presidente del Consejo Malasio de la Censura, Abdul Halim ha declarado que la película se podrá ver en el país, pero que la escena será completamente censurada.
Censura en otros países
La escena gay de 'La Bella y la Bestia' ha recibido la misma censura por parte de otras naciones, como Rusia, que ha situado a la película como no apta para menores de 16 años tras la petición de un grupo ultraconservador y en uno de los países más homófobos del mundo.
Quien también sufre la discriminación, es la comunidad LGTBI de Singapur, que prohíbe en su legislación de manera expresa la homosexualidad. Allí, un grupo extremista ha querido acusar a Disney de, atención, "desviarse de los valores sanos y dominantes". "Aconsejamos encarecidamente a los padres que hablen con sus hijos sobre esta nueva versión de 'La Bella y la bestia'", ha declarado el obispo Rennis Ponniah, presidente del Consejo Nacional de las Iglesias de Singapur.
Malasia, un país con una sociedad cada vez más integrista
Lo cierto es que el país asiático ha impuesto poco a poco una visión más rigorista del Islam. ¿Una prueba? Recientemente los funcionarios de la Policía Moral allanaron la casa de la famosa actriz Faye Kusairi por, literalmente, creer que estaba "demasiado cerca" de una persona del sexo opuesto en un lugar aislado, algo que está castigado con hasta dos años de prisión. A la casa llegaron hasta cinco agentes que destrozaron la puerta para capturar a la pareja en pleno acto. Pero allí no pasaba nada. Faye estaba tomando algo con una amiga.
Este tipo de redadas son especialmente frecuentes en un país cuya legislación se rige únicamente por la sharia, es decir, la ley islámica. Los agentes acuden siempre con periodistas que se encargan de grabar las detenciones para difundirlas en los medios y que la gente tenga miedo a incumplir la moral religiosa.
¿Cómo ha actuado la sociedad civil ante estas situaciones? Pues, aunque parezca difícil de creer, se han llegado a manifestar porque la ley les parece "poco estricta". Todo, en un país que castiga con penas de prisión el consumo de alcohol, no ayunar durante el Ramadán o ausentarse de la mezquita un viernes.
Todo ello, se ha agravado porque los partidos radicales han cogido fuerza en el Parlamento después de que el "más moderado", el UMNO, haya aparecido vinculado a todo tipo de casos de corrupción. Ahora, se espera el endurecimiento de la legislación islámica para incluir penas de prisión de hasta 30 años o condenas de 100 latigazos, una medida apodada como RUU355 y que parece que ha contado con un amplio apoyo popular. Algo que para la organizción Justice for Sisters, puede provocar el aumento de "grupos extremistas".