Los seres humanos lloramos como respuesta a una situación de estrés en la que se ven involucradas diversas emociones. Es posible llorar de tristeza al perder a un ser querido o incluso de alegría en un enlace matrimonial. Sin embargo, las cebollas son capaces de hacernos llorar aunque tengamos un estado de ánimo aséptico.
Dos sustancias que actúan como un arma
En el interior de este alimento se encuentran dos sustancias que permanecen separadas. Al cortarlo, las células se abren y se fusionan dando lugar a una especie de gas lacrimógeno que se convierte en un arma. Según Josie Silvaroli, estudiante en la Universida Case Western Reserve (Ohio), cuando es liberado "el gas llega a las pupilas y alcanza los nervios de los ojos" lo que provoca la irritación.
Este procedimiento actúa como un mecanismo de defensa frente a los intrusos como los microbios y los animales. Sin embargo, el ser humano es capaz de soportarlo pese a que le produzca un mar de lágrimas. Su sabor y su aroma es muy valorado para los amantes del arte culinario.
La cebolla no es la única planta que contiene el químico que se libera denominado factor lacrimatorio. Otras plantas provenientes de América como el anamú o del Mediterráneo en el caso del ajo de miel siciliano también lo tienen en su interior aunque su uso en la cocina es más reducido.
Formas de evitar las lágrimas
Existen varios trucos caseros para aquellos a los que le resulte una odisea cortar una cebolla. Enfriarla durante al menos 60 minutos en agua con hielo puede hacer que se retrase la fusión de las dos sustancias de su interior y se evite que acabemos llorando.
Otro de los pequeños remedios consiste en pelarla con el grifo abierto, provocando que el gas lacrimógeno se cruce con las partículas de agua y no logre llegar hasta nuestras pupilas.
Estos pequeños trucos reducirán la irritación aunque no prometen ser efectivos en su totalidad. Es por ello que científicos japoneses se han puesto manos a la obra para lograr erradicar este problema y han diseñado una cebolla con la que por fin podremos dejar de llorar. Sin embargo, el producto original no llegará a ser el mismo. Aquellos adictos a los buenos sabores tendrán que seguir pasando un mal rato mientras cocinan hasta que llegue la cebolla definitiva.