El vídeo ha corrido como la pólvora durante esta semana. A poco de terminar este 2017, el viral del año se hizo esperar y llegó por la puerta grande. En forma de hipoteca a plazo fijo.
Sitúense. Ante la cámara, dos economistas. Uno de ellos con los ojos entrecerrados y con dudosa habilidad para la vocalización en algunos momentos. En el otro, su compañera con los ojos en modo búho, con una energía propia de diez mil Red-Bull y con un excesivo entusiasmo a la hora de hablar de las hipotecas de plazo fijo.
¿Alguien se explicó en alguna ocasión que un vídeo sobre un tema tan poco apasionante podría llegar a tener tanta repercusión? ¿Que media España podría llegar a partirse en carcajadas con comentarios como los de Susanna Griso ("Visitásteis Sierra Nevada") hechos con toda la buena intención del mundo?
Si hay algo que nos demuestra una pieza de oro como la que estamos analizando es, precisamente, el poder de las redes sociales. El contenido se viralizó en cuestión de segundos en cuanto fue compartido en Forocoches. Rápidamente apareció en las primeras posiciones de tendencias de Youtube... y allí estalló todo.
El caso de Silvia Charro y Simón Pérez nos demuestra la capacidad de viralización de un contenido y cómo un futuro se puede ver marcado con la inmediatez que caracteriza a la sociedad de las redes.
Su especial locuacidad y entusiasmo a la hora de vender el tipo fijo, chasquidos, mandíbulas en movimiento y sus dificultades a la hora de hablar; han provocado que ambos pierdan sus trabajos como economistas. Sus empresas no quieren que su imagen pública se vea involucrada en un caso de este tipo (fijo).
Ellos, mientras tanto, aseguran que se han visto desbordados por todo lo sucedido, aunque cualquiera lo diría. En una entrevista en el programa 'Espejo Público' de Antena 3, la pareja asegura que ha fingido un estado alterado para publicitarse y conseguir clientes para la nueva empresa que va a inaugurar Silvia Charro.
El problema en este caso es... ¿realmente alguien estaría dispuesto a contratar a esta pareja? A pesar de los evidentes conocimientos en economía y su acierto al recomendar el tipo fijo... ¿aporta seriedad que una pareja finja que acaba de visitar un after a ritmo de Chimo Bayo para mejorar su vida profesional?
Imagínense a la hora de contratar con una empresa que les afirma que dejará su dinero en confianza de nuestros protagonistas. Piénsenlo: su carrera, en cierta medida, se puede dar por acabada. Y lo ha hecho en cuestión de segundos.
Otras lecciones
Sin embargo, el tardío viral del año también nos ha dejado otras cuestiones que deberían de plantearse. Primero, evidentemente, la necesidad de plantearse de antemano el alcance de las redes y un plan de comunicación efectivo. O la manera en la que afrontar una comida de empresa en el caso de que tengamos que grabar un vídeo para internet posteriormente. Esto queda a su libre juicio.
Pero, sobre todo, la banalización y mofas que produce una enfermedad tan grave como la drogadicción. Un trastorno severo y crónico que provoca el sufrimiento de muchas familias e, incluso, la muerte de muchas personas.
La cantidad de mofas en torno a la adicción a ciertas sustancias como la cocaína en tono de broma puede despertar más de una risa. Sin embargo, de vez en cuando conviene comprobar realmente el problema y la enfermedad de la que estamos haciendo mofa.
No es el único caso
Sin embargo, lo más importante es la manera en la que internet y, de paso, la democratización de los teléfonos inteligentes ha influido en nuestra vida y, por ende, en la sociedad.
Tener una herramienta en el bolsillo que permite acceder a todo tipo de contenidos en cualquier momento y lugar, ha facilitado que cualquier tipo de mensaje llegue a una cantidad de personas antes imaginables.
Sea dicho, de paso, que también podemos llegar a escribir una serie de palabras que, finalmente, tengan mucha más repercusión que los medios de masas. Todos recordamos aún el caso de Rosa María Puigpinós, despedida de su trabajo tras desear una violación grupal contra Inés Arrimadas.
Un cambio de la sociedad y una exposición que afecta a todos. Algo que debería de llevar a reflexionar sobre nuestra relación con la tecnología.