Los agentes del Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO) de la Guardia Civil han hallado nuevas muestras de restos de sangre en el asiento del copiloto del coche (un Opel Corsa) de Miguel Ricart, el único condenado en el triple asesinato de las niñas de Alcàsser en 1993.
Dichos indicios forenses podrían constituir las únicas pruebas genéticas de que las víctimas, Toñi, Míriam y Desirée, se subieron al vehículo de Ricart, según publica el diario Las Provincias. Según su confesión, su compañero y amigo Antonio Anglés, golpeó a una de ellas con la culata de su pistola cuando pidió auxilio.
Según las pesquisas policiales, se han encontrado muestras de sangre en el respaldo del asiento del copiloto, tanto en la parte frontal como en la trasera, después de analizar el resultado positivo del dispositivo reactivo utilizado.
El deterioro de las pruebas
Pese a que las pruebas llevadas a cabo en el Departamento de Criminalísta de la Benemérita no certificaron el hallazgo de restos biológicos, sus especialistas consideran que esta anomalía es consecuencia de la acción de los rayos ultravioletas durante décadas y la nula cantidad de ADN de las muestras.
A pesar de todo, las nuevas pruebas toman peso en la investigación, ya que coinciden con la posición donde Ricart declaró que Anglés golpeó a Toñi. Según afirma el perito judicial y el presidente de una de las asociaciones que ejerce como acusación popular, Félix Ríos, este descubrimiento puede suponer "el primer avance forense del caso en casi treinta años".
