Tres décadas después de que el caso Alcàsser conmocionara al país, el crimen vuelve al primer plano de la actualidad. La magistrada del Juzgado de Instrucción de Valencia ha aprobado que la Guardia Civil registre los coches del desaparecido Antonio Anglés y del condenado Miguel Ricart en busca de restos biológicos de Miriam, Toñi y Desirée.
Cabe recordar que cuando se llevó a cabo el primer registro en el marco de la investigación del crimen hace treinta años no se encontraron restos de las menores asesinadas. Así, se espera que las técnicas forenses actuales puedan arrojar más luz sobre el caso.
Durante todo este tiempo los coches han permanecido en un depósito judicial. Según Las Provincias, la guardia Civil ya habría comenzado la inspección de un Seat Ronda y un Opel Corsa blanco, en el que Antonio Anglés y Miguel Ricart raptaron a las menores a las que violaron, torturaron y asesinaron en 1992.
En 1993 la Guardia Civil no encontró vestigios genéticos en el Opel Corsa. En su momento se encontraron 165 pelos que fueron analizados y se extrajo ADN únicamente de siete, de los cuales ninguno era de las niñas.
Los agentes buscan ADN de Miriam, Toñi y Desirée en el vehículo con las nuevas técnicas de revelado de sangre y fluidos. Además, la jueza del caso también habría enviado una orden al Instituto Nacional de Toxicología para que analice hasta 50 pelos hallados en los cuerpos de las tres víctimas.
Caso Alcàsser
Las jóvenes desaparecieron la noche del 13 de noviembre de 1992, cuando salieron de sus hogares camino a la discoteca Coolor. Cuando se encontraban frente a una gasolinera, un Opel Corsa paró frente a las adolescentes y les ofreció llevarles a la discoteca, tras lo cual se perdió su rastro.
Según investigaciones policiales, Ricart y Anglés trasladaron a las jóvenes a un caserón en el Barranco de la Romana donde abusaron de ellas y las agredieron, tras lo cual acabaron asesinándolas. Los cadáveres fueron encontrados en enero de 1993 y al día siguiente la Guardia Civil detuvo a Miguel Ricart en su casa. Anglés, sin embargo, consiguió escapar y a día de hoy continúa en paradero desconocido.
Ricart fue condenado en 1997 a 170 años en prisión por la Audiencia de Valencia, aunque quedó en libertad en 2013 tras cumplir 21 años de pena.