El Partido Popular busca acercar el discurso de la formación nuevamente hacia el centro tras la manifestación de Colón contra los indultos a los líderes independentistas, donde participó con VOX y algunas agrupaciones de extrema derecha que se presentaron. Casado impone su estrategia, que no comulga con algunos valedores como Esperanza Aguirre y le distancia de Isabel Díaz Ayuso, mientras le acerca a los barones moderados (Juanma Moreno -Andalucía-, Alberto Núñez Feijóo -Galicia- y Alfonso Fernández Mañueco -Castilla y León-).
La intención del PP es recuperar su condición de fuerza hegemónica en España, acaparando el mayor espacio posible del centro como estrategia para recuperar el Palacio de La Moncloa. El punto de inflexión será la próxima Convención Nacional que se celebrará en Valencia el último fin de semana de octubre.
La intención es renovar algunos de los planteamientos en el programa del partido, que permitan conectar con un nicho más amplio del electorado y consolidar la regeneración con la nueva hornada de políticos que llegó a Génova tras la victoria de Pablo Casado en las primarias de 2018.
Este giro hacia el centro será estratégico y se incluirá en los programas electorales, pero no implicará ningún tipo de cordón sanitario hacia VOX, un partido con el que compite por el mismo electorado. De hecho, existe una especie de pacto de no agresión entre ambas formaciones que se rompe de manera muy puntual, pero que funciona y evita situaciones como la 'pelea' entre Casado y Abascal en la fallida moción de censura a Pedro Sánchez.
No hay que olvidar que ambos partidos se necesitan en estos momentos para gobernar. La última prueba se ha evidenciado en la Comunidad de Madrid, donde su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ha alcanzado el Gobierno en la Puerta del Sol gracias al apoyo de los 12 diputados de la extrema derecha.
"Feminismo, identidades y sostenibilidad", pero unido al combate duro al Gobierno
El giro de Casado cuenta con varias aristas: en unos puntos, el líder del PP quiere mostrarse como un líder transversal preocupado por los grandes retos, como el cambio climático y abierto a causas que tradicionalmente se han asociado a la izquierda, como el feminismo. Esto, sin embargo, quiere conjugarse con un discurso duro hacia un Gobierno al que considera 'vinculado a ETA' por sus pactos con Bildu o con un modelo como la 'Venezuela de Nicolás Maduro' por sus pactos con Unidas Podemos. El PP cree que ambas cosas son compatibles.
El PP quiere ahora actualizar su ideario, con mesas sectoriales que se celebrarán durante el verano y donde captará ideas para sus nuevos documentos programáticos. Hay 450 invitados que no proceden del Partido Popular.
Entre esas mesas, se encuentra una específica sobre feminismo, un movimiento que Pablo Casado desacreditó durante el inicio de su mandato al frente del PP y que, con el tiempo (las masivas manifestaciones del 8-M quizá influyeron) ha ido abrazando hasta el punto de enviar una delegación al 8 de marzo. Génova asegura que quiere un partido donde el feminismo tenga importancia, pero con cabida desde los sectores duros de Cayetana Álvarez de Toledo y su "feminismo amazónico" de Camille Paglia (que dice que "sin el hombre, la mujer nunca habría salido de la cueva"), hasta las versiones más modernas de Cuca Gamarra o Ana Pastor.
También habrá mesas sectoriales sobre 'identidades', 'digitalización' o 'sostenibilidad'. Precisamente, sobre medio ambiente, el PP está comenzando a virar su discurso. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, hizo referencia a este tema por primera vez en su discurso de investidura cuando se comprometió a trabajar por construir "un Madrid verde".