El rey Juan Carlos está de salida en el Palacio de la Zarzuela. Casa Real ya está buscando un nuevo alojamiento con el objetivo de distanciarle de su hijo y evitar, en la medida de lo posible, que se vea salpicado por los constantes escándalos que están saltando a los meidos.
El cálculo deseado en la institución es enviar un tráiler a recoger sus pertenencias y que abanone el complejo antes del próximo 19 de junio. Dentro de 10 días, Felipe VI celebrará su sexto aniversario desde que fue proclamado rey, tras la abdicación de su padre, al que ahora expulsa.
Suenan como destinos Galicia, en concreto Sanxenxo, donde vive Pedro Campos Calvo Sotelo, uno de los pocos amigos leales que le quedan. También República Dominicana, donde sus amigos, los hermanos asturianos Fanjul, reyes del azúcar en América, podrían concederle alojamiento, como indica El Español. El monarca no tiene propiedades, porque todos los lugares en los que se aloja la Familia Real pertenecen a Patrimonio del Estado.
La pandemia permitió que el escándalo pasara a un segundo plano, pero todas las informaciones que ahora van apareciendo copan las portadas y pueden hacer un daño considerable a la institución. Algo que, en cierta medida, ya está sucediendo: la imagen del monarca ya se ha desplomado hasta el punto de que suspende por primera vez en las encuestas de imagen.
El caso del rey emérito viene de largo. Y no es una novedad. De hecho y en realidad, la Fiscalía Anticorrupción envió las diligencias procesales por delito de cohecho hace tres semanas. A cuenta de las informaciones filtradas durante los últimos meses, Juan Carlos habría recibido 100 millones de dólares desde Arabia Saudí, que mantuvo ingresados en un banco de Suiza entre los años 2008 y 2012.
La situación es complicada. Todos los delitos cometidos durante su reinado quedan impunes, puesto que la figura de inviolabilidad que tiene el Jefe del Estado impide abrir un proceso judicial. Pero algunos delitos se podrían haber extendido más allá de 2014, cuando abdicó en virtud de su hijo. Ahí es donde ahora se sitúa el gran quebradero de cabeza para el rey y que ahora dejan su futuro en manos del Tribunal Supremo.
Una relación deteriorada
La expulsión del rey Juan Carlos del Palacio de la Zarzuela es una maniobra de imagen para salvar al rey Felipe VI y alejarle de todos los escándalos. Sin embargo, la relación entre ambos también se ha ido deteriorando con el paso de las semanas, hasta el punto de que la permanencia del rey Juan Carlos se estaba haciendo insostenible.
Ahora, la habitación designada para el rey Juan Carlos se encuentra en el piso superior al desacho de Felipe VI. Se trata de una estancia que comparte con la reina Sofía, además de otra anexa reservada para la hermana de la reina emérita, Irene de Grecia.
Mientras tanto, en la Corona hay temor sobre el futuro de la institución. El rey suspende en encuestas de imagen, se espera un período de tensión política y social, y una parte activa del Gobierno es activamente republicana.
Felipe VI ha renunciado a la herencia de su padre y ahora se prepara para expulsarle del Palacio de la Zarzuela. ¿Será suficiente para salvar la institución? Solo el tiempo lo dirá...