Leandro J.V ha acudido a la inspección de su casa junto a agentes de la Guardia Civil. Las nuevas imágenes del 'descuartizador de Valdemoro' muestran un severo cambio físico: su imagen musculosa ha desaparecido y aparece con gafas e irreconocible.
Leandro fue el causante de la atrocidad: asfixió a su amante, de 18 años, la descuartizó e intentó quemar su cadáver en la barbacoa de su casa, en Valdemoro. El miércoles 16 de octubre un hedor espantoso y nauseabundo salía de su casa, impregnando la calle. El joven les dijo a sus vecinos que había intentado cocinar carne y que se le había quemado. La realidad fue que había asfixiado hasta la muerte a una joven de 18 años del municipio, que además era hija de un Guardia Civil. Su expareja, Celia, fue la que declaró y denunció los hechos. Ella también está en la cárcel, acusada de encubrir a Leandro.
El juez decretó prisión provisional sin fianza para el joven, al menos hasta que se esclarecieran los hechos. Se detuvo al 'carnicero de Valdemoro' el pasado 16 de octubre y este jueves ha vuelto a su 'guarida' por primera vez.
La casa del terror
Fue el número 124 de la calle Francia. Leandro había decidido okupar la vivienda, que llenó también de catanas, cuchillos, pósters de películas de miedo, restos de rituales satánicos y gran cantidad de calaveras. Ahora, el joven ha vuelto a su casa con una imagen muy distinta a la ya conocida: su imagen musculosa y generalmente sonriente en las fotos ha desaparecido. Sudadera negra, gafas de pasta y un cuerpo desinflado son sus nuevas características.
Su vida en la cárcel
Según Telemadrid, el descuartizador de Valdemoro tiene una vida muy diferente en prisión en comparación a la que tenía fuera de ella. Ya sabemos que tenía obsesión por el ejercicio, los tatuajes, los ritos satánicos y las películas de terror. No obstante, en prisión se muestra prudente y tranquilo. Llegó a estar vigilado hasta por tres presos de confianza, aunque ya solo uno le acompaña y vigila en la cárcel del municipio. Este preso, además, tiene 'medidas extraordinarias' para que su vida no corra peligro mientras le vigila.
A día de hoy, sale ya todos los días al patio y se le permite estar en la sala de televisión. Allí, intenta pasar desapercibido. Tiene, además, una celda especial: la pared que da a la contigua tiene una gran cristalera, con la que le mantienen aislado y vigilado para que no se autolesione, ya que el detenido padece esquizofrenia, que nunca trató. Si su estancia continúa con normalidad, podrá acceder a una celda común.