Tras la muerte de Fabrizio Joao Silva en la cárcel de A Lama (Pontevedra) el pasado 10 de octubre, el apodo de Hannibal Lecter español ya podría tener un digno sucesor después de que Leandro Matías B. haya cometido un atroz crimen que ha dejado perplejos a todos los vecinos de la localidad madrileña de Valdemoro.
Un suceso inaudito que no ha dejado pie con bola después de que, el pasado martes 15 de octubre, el sujeto asfixiara a su víctima, una joven de 18 años con la que mantenía encuentros esporádicos para, después, descuartizarla y comérsela. Todo después de que la víctima, según él, se riera de su "acento colombiano".
Sin embargo, no pudo hacer gala de su afan caníbal. Quiso contar con la ayuda de su exnovia, por lo que la llamó y sin decirle de qué se trataba, le dijo que acudiera a su vivienda okupa, en la cual reside ilegalmente desde el año 2014. Allí, la más violenta escena de terror estaba teniendo lugar y nadie lo sabía, incluso algunos apuntan a si lo podría haber hecho anteriormente. El cuerpo de la joven, hija de un Guardia Civil que estudiaba en el colegio de la Benemérita para acceder al cuerpo, estaba ya troceado y en partes. Algunas, sobre una barbacoa, calcinadas, listas para aderezar y comer. Otras, por el resto de la casa, cuya primera y segunda planta estaban llenas de sangre.
Perpleja ante lo que estaba viendo, su ex compañera sentimental, en un descuido del asesino, tomó fotos del cuerpo de la víctima y se guardó de nuevo el móvil en el bolsillo. Él, a lo suyo, seguía recogiendo restos con el objetivo de deshacerse de ellos en contenedores que se encontraban en inmediaciones de la calle Francia nº124 (Valdemoro). El cráneo acabó en unos matorrales.
Aterrorizada y sin ser plenamente consciente de lo que Leandro había hecho, esta mujer de nacionalidad colombiana, de 21 años, acudió a las dependencias de la Guardia Civil en Valdemoro para informar de lo ocurrido y enseñar las pruebas a través de las fotos que había tomado con su móvil. De cualquier otra manera no le hubieran creído, era un suceso digno de ser calificado como algo más que macabro.
Los agentes de la Policía Judicial de Valdemoro no podían dar crédito de la barbaridad que mostraban las fotos, por lo que acudieron sin pensarlo al domicilio de la escena del crimen. Lo hizo de forma incrédula, sin pensar el futuro que le aguardaba, ya que finalmente fue detenida por un presunto delito de encubrimento temprano. El juez de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Valdemoro ha decretado prisión provicional y sin fianza para ella, hasta que las pesquisas declaren o no la forma en la que contribuyó a la trama. Permanecerá en Alcalá Meco hasta entonces por petición de la acusación popular.
Por su parte, Leandro fue detenido en las inmediaciones de su vivienda el miércoles 16 de octubre. La policía le interceptó mientras empujaba un carrito con los restos de la joven, sin mostrar rechazo alguno. De hecho, se encontraba ido, ausente, como en las nubes y no mostró ninguna oposición, como si supiera lo que le iba a ocurrir y ya lo tuviera demasiado claro.
Por ahora, su casa y su telefono móvil están siendo registrados en busca de más pruebas que abran nuevas líneas en la investigación. El mismo magistrado que procesó a su exnovia, dictó la misma sentencia provisional y estará en la cárcel de Valdemoro, sin opción a fianza, hasta que salga el juicio. Fuentes jurídicas aseguran que no quiso hacer ninguna declaración en el momento de su detención y posterior interrogatorio.
Fan de los cementerios, el ocultismo y los tatuajes
El asesino se describía en redes sociales como "el carnicero tatuador" o "el carnicero Leo: el que ciega, tortura y mata", y es que lo que este colombiano de 26 años escondía era más que un cuerpo escultural lleno de detallados tatuajes. Los guardias civiles encontraron todo tipo de objetos que evidenciaban lo ocurrido, entre ellos, carteles de Hannibal Lecter, catanas, cuchillos y elementos para hacer ritos satánicos y brujería.
También tenía obsesión por las calaveras, el cementerio y por el payaso diabólico de la película 'It'. Al parecer, todos los instrumentos citados los utilizaba como pretexto para reunir a jóvenes en el domicilio unifamiliar y así, realizar encuentros satánicos. Además, ya tenía antecedentes por haber participado en reyertas junto a un grupo neonazi colombiano, donde apuñaló a un hombre.
Nadie pudo imaginar lo que este vecino habría cometido semejante atrocidad. Según confirman los vecinos, era una persona introvertida, que en ocasiones bajaba la cabeza cuando se cruzaba con ellos paseando a su pitbull, pero que jamás había dado problema alguno.
Quienes lo conocen afirman su principal afección, la esquizofrenia, aunque algunas amistades que frencuentaban su compañía han negado conocer ese detalle. No recibía tratamiento ni se medicaba por ello y según las acusaciones de su exnovia, esta habría presenciado comportamientos extraños anteriormente, aunque nada fuera de lo común.
Además del ocultismo y su actitud hosca hacia los vecinos y todo el que se cruzaba con él, este joven acudía al gimnasio de forma regular. La gente que compartía máquinas y pesas con él no ha podido revelar ninguna información que sea de validez para el juez, sin embargo, una de sus compañeras ha declarado al diario La Razón que últimamente andaba un tanto retraído, taciturno y físicamente, estaba relativamente "hinchado".
Que estuviera obsesionado con el culturismo no es novedad, ya que se puede apreciar en las últimas fotografías que, tras lo sucedido, circulan por internet. Y la joven ha añadido: "Cuando le conocí no era 'el tatuador carnicero', sino simplemente un chaval tranquilo, al que le gustaban las peses, que vivía dedicado al gimnasio y a estudiar".
¿Un segundo implicado?
Algo se torció en su vida. De hecho, fuentes cercanas a la investigación se encuentran ya inmersos en la búsqueda de una segunda persona, la cual podría haber ayudado a Leandro a matar a la joven o, al menos, instigarle a hacerlo. Si bien los agentes aún no han podido dar con todos los restos de la joven, aún se encuentran buscando partes del cuerpo, para así proceder a practicar la autopsia completa y determinar la verdadera causa de su muerte y lo que Leandro realmente hizo con ella.
En el mismo orden de cosas, un contenedor ubicado en la Avenida de Europa de la citada localidad ha estado precintado a lo largo de la última semana después de que los agentes encontrar restos de la chica. Por otro lado, no descartan acudir al vertedero de Pinto para intentar encontrar nuevas pistas sobre el asesinato.
De la misma forma que las autoridades piensan que una segunda persona podría estar implicada, algo sucedía cuando Leandro empezaba a ser víctima de la ilegalidad tras ocupar una casa en el año 2014, que había sido embargada por el banco a su propietaria original por no poder hacer frente a la hipoteca. Lo hizo después de que un amigo se lo dijera, así que no dudó en coger todas sus cosas, mover hilos, y nunca mejor dicho, para conectar de forma ilícita el agua y la luz y así poder instalarse de forma permanente.
No contento con ello, hizo de la vivienda un completo negocio. Así lo han afirmado sus vecinos, que si bien declaran no sentirse recuperados del susto, confirman que allí daba rienda suelta a su pasión por los tatuajes: "Tenía ahí su centro de tattoo y venía mucha gente a verle. Además, se rumoreaba que trapicheaba con drogas". Se ganaba la vida tatuando a clientes y parece ser, que no tenía dificultades para llegar a fin de mes.
No confirman la relación sentimental con la víctima
Los vecinos de la localidad testificaban haber visto a la víctima con él de forma ocasional en las últimas semanas. La coyuntura ha llevado a todo el mundo a pensar que ambos mantenían una relación sentimental, de hecho algunos allegados del agresor aseguran que así se trataba. Sin embargo, los investigadores no han podido dar en lo cierto en torno a esta cuestión y de momento, lo único que tienen en cuenta, es que eran amigos.
En la jornada de declaraciones que tuvo lugar durante algo más de 11 horas, tras la detención de Leandro y su expareja, también comparecieron los padres de la víctima, la pareja sentimental de la madre, el hermano del acusado, otra de sus exnovias y algunos vecinos. Los testimonios de todos ellos no pudieron determinar la relación exacta entre la asesinada y el autor de los hechos, por lo que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha puesto el caso bajo secreto de sumario, a manos del juzgado mixto número 4 de Valdemoro.
Sergio Parra Perales, alcalde del municipio madrileño, ha condenado los hechos en su perfil de Twitter y ha ofrecido sus condolencias a la familia de la chica: "Horrorizado por el asesinato de una joven vecina de Valdemoro, me sumo al dolor de la familia de la víctima y me pongo a su disposición. Mi agradecimiento a la Guardia Civil que sigue trabajando para esclarecer los hechos".