Manuela Carmena ha cedido finalmente ante el ministro de Hacienda. Una decisión que se ha manifestado en la aprobación de una serie de recortes en materia de servicios sociales en contra de la postura del ya exconcejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato.
Con esta decisión, Carmena evita la escenificación de una gruesa grieta en su propio gobierno. Una guerra interna que iba a manifestarse en la ausencia del concejal que maneja las cuentas en el pleno de aprobación de los recortes. Quizás por ello, cambia a Mato (IU) por el hasta ahora concejal de centro, Jorge García Castaño (Podemos), en toda una carambola con la que mantener el equilibrio de fuerzas dentro de la coalición de gobierno.
Mato pertenece al sector de Ahora Madrid que abogó por consultar a las bases la aprobación de los recortes. Procedente de Izquierda Unida, el edil llevó a cabo una política de bajada de impuestos a las clases más bajas y la creación de una tasa especial para las grandes superficies que se han posicionado en el centro. Empresas como El Corte Inglés, Primark o Inditex que han copado todos los negocios de la almendra central de la capital.
El arreglo en las cuentas priorizando el gasto social, la remunicipalización de los servicios y la reducción en gastos superfluos; ha permitido que el Consistorio capitalino redujese la deuda a niveles de 2004.
Gracias al ahorro, desde la cartera de Sánchez Mato se abogó por impulsar la creación de escuelas infantiles o la mejora de la atención a domicilio para personas mayores sin recursos. Según Mato, el dinero se encontraba mejor en este tipo de partidas antes que en el banco.
En mitad de esta situación, el Ejecutivo planteó incumplir la regla de gasto impuesta desde La Moncloa. Una medida del gobierno del PP que se basa en ajustar el gasto de las Administraciones eludiendo la situación de las cuentas de cada institución. Una norma que, paradójicamente, no se ha aplicado en ayuntamientos como Marbella (PP) que, con una deuda mastodóntica, podrá gastar 36 millones de euros más. Madrid, mientras tanto, está ahorrando año tras año.
La posición de Carmena
En mitad de esta intervención, la alcaldesa Manuela Carmena decidió acatar desde el principio la norma de Moncloa a pesar de las reticencias que contaba entre sus filas. Parte de este apoyo llega desde su círculo más cercano, compuesto por la delegada de Equidad Marta Higueras y de su mano derecha, el coordinador general de la alcaldía Luis Cueto. El denominado 'sector blando' del gobierno.
Estas posturas han supuesto el alejamiento de los sectores más duros de Ahora Madrid. Un camino que ya se había materializado con la destitución de Celia Mayer (procedente de Ganemos y del Patio Maravillas), antes de que Carmena se adjudicase para sí misma la cartera de Cultura.
Estas diferencias suponen un duro golpe para Ahora Madrid. Algo que se materializa en Ganemos, fundamental en Ahora Madrid y que ya no tiene reticencias a la hora de criticar la gestión de gobierno de la coalición de la que forma parte.
'Trabajo sucio'
En mitad de todas estas guerras internas, la posibilidad de repetir una coalición como Ahora Madrid se aleja. Y con ello, la posibilidad de Manuela Carmena de repetir como alcaldesa, a pesar de las reticencias iniciales. Una decisión que finalmente adoptó tras la insistencia de Higueras y Cueto.
Las diferencias entre IU, Ganemos y Podemos son especialmente duras. Parece que la alcaldesa, en caso de repetir, impondrá una lista en la que no se encuentren presentes los ediles del denominado 'sector duro'.
Sin embargo, este distanciamiento puede suponer un escollo en las primarias para las elecciones, puesto que Carmena puede perder el apoyo de sus simpatizantes más movilizados.
En mitad de esta situación, crecen las voces que consideran que el ministro de Hacienda está haciendo el 'trabajo sucio' del PP para recuperar la alcaldía de Madrid. Todo un símbolo tras un cuarto de siglo de gobierno en la capital.
Mientras tanto, Manuela Carmena da un nuevo golpe de efecto y se impone ante los ediles discordantes con su política par acatar la decisión de Montoro. Ahora, queda ver cómo afectará este giro de timón en unas cuentas que estaban saneándose a pesar de la ingente deuda heredada tras 25 años de gobiernos populares.