Por todos es conocido el hecho de que, cada vez con más frecuencia, uno publica en Internet y en las redes sociales todo tipo de información acerca de su persona. Y no solo información, sino también su imagen en foto o vídeo. Es decir, hay una clara tendencia por parte de la sociedad actual a mostrarse a través de las redes sociales.
Ahora bien, hay muchas maneras de mostrarse en Internet. Las formas más habituales son a través de redes como Facebook, Twitter o Instagram, donde sus usuarios comparten contenido con el resto del mundo: sus opiniones acerca de algún tema en concreto, una fotografía de una cena entre varios amigos la pasada noche...
Con Internet todo se ha expandido y se ha globalizado de una manera brutal. Y el porno también. Lo estamos viviendo últimamente con la aplicación para móviles Snapchat que, aunque lleva ya bastante tiempo existiendo, se ha puesto de moda muy recientemente. Snapchat permite enviar a tus contactos fotos y vídeos que se autodestruyen en cuestión de segundos. Una manera fácil y que, en teoría, no deja rastro para practicar lo que se conoce como cibersexo, aunque este no sea, obviamente, el único uso que se le puede dar a la app.
Se estima que el porno en Internet genera cada segundo 3.000 dólares solo en Estados Unidos. Hay multitud de páginas web pornográficas en activo en este momento, pero poco a poco deja de interesar el hecho de ver a los mismos actores practicando las mismas secuencias una y otra vez. Cada vez son más los internautas a los que les pone el porno amateur, el casero, el de los desconocidos. Y, además, en directo. Así nació Cam4.
Cam4 es la cuna del porno amateur
Es gratis y solo necesitas tener una webcam. No hace falta dar muchos datos y, la mayoría, te los puedes inventar. Tú eliges el horario y la forma, tú eliges lo que muestras y lo que no. Cam4 es una de las webs de pornografía amateur más populares del mundo.
Su uso es muy fácil. Si eres la estrella, solo tienes que abrirte un perfil, conectar tu webcam y comenzar a emitir. Las condiciones las pones tú. Si, de lo contrario, eres parte de la audiencia, simplemente tecleas el nombre de la web en tu navegador y consumes el show en directo que tú elijas.
Es una mezcla entre red social y web pornográfica. Al igual que Facebook, por ejemplo, puedes seguir a tus contactos favoritos, agregarlos como amigos, hablar con ellos en privado y suscribirte a sus canales, como en YouTube. Por otra parte, la web está dividida en diferentes categorías. Tú puedes elegir qué tipo de pornografía te interesa ver. Incluso si lo que buscas es a internautas de tu propio país.
Ocho de cada diez usuarios de la página se desnudan y, la mayoría, terminan por masturbarse frente a la cámara y en directo. La mayoría de las personas lo hacen de manera gratuita, por el simple morbo de ser vistos. Sin embargo, otros muchos deciden poner precio a sus actividades sexuales. Por ejemplo, puedes poner una cifra (en tockens, que luego se convierten en euros) a la que el marcador debe llegar si tu público quiere verte desnudo completamente, masturbándote o enseñando el trasero.
Algunos usuarios ya tienen toda una legión de seguidores a sus espaldas con las que se ingresan una interesante cantidad de dinero mensual por masturbarse o practicar sexo en directo en la web. Es el caso de Carlos y Héctor, a los que entrevistamos hoy en Los Replicantes, una pareja española que ha hecho de Cam4 su segunda oficina.
Carlos y Héctor practican sexo en directo a cambio de dinero
Carlos y Héctor tienen 25 y 22 años respectivamente, y trabajan de camareros desde hace tiempo. Carlos ha sido gogó y se consideraba heterosexual hasta hace tres años, cuando comenzó a tener relaciones con chicos. De una relación anterior tiene un hijo, al que adora, de tan solo cinco años.
Un día cualquiera conocieron Cam4 y vieron en ella la oportunidad de ganarse un dinero extra. "Nunca habíamos hecho nada similar y, a día de hoy, nos sigue sorprendiendo que hayamos acabado haciéndolo", nos cuenta Carlos.
"Estábamos buscando un trabajo extra, porque con nuestros ingresos vivíamos muy justos de dinero, y vi un anuncio donde ofrecían trabajo como webcamer en otra página de Internet. Solo por curiosidad investigué un poco y di con Cam4. Probamos un día sin intención de hacerlo más, solo por probar su funcionamiento. Triunfamos mucho el primer día, fuimos los más vistos y ganamos bastante. Eso nos empujó a hacerlo una segunda web, y así sucesivamente".
En la web, uno puede elegir qué parte del cuerpo mostrar, si quiere enseñar el rostro o no, y qué tipo de actividad quiere practicar frente a la cámara. No obstante, Carlos y Héctor decidieron desde el primer momento mostrarse completamente, cara incluida. ¿El motivo? Carlos cree que no tiene un buen cuerpo, pero sí una cara más llamativa. "Si no la mostrásemos, no seríamos gran cosa. Además, tenemos muchos tatuajes con los que, igualmente, se nos identificaría".
Tienen más de tres mil seguidores solo en Twitter y son muy conocidos en la web. Están tan expuestos que, finalmente, se lo acabaron contando a sus amigos y familiares. "Necesitábamos desahogarnos. De nuestra familia, solo lo saben nuestras madres. Tenemos mucha confianza con ellas, pero no les hace ninguna gracia. Al principio no se lo creían, solo piden que no les contemos detalles".
Y es que eso de la fama no es ninguna anécdota. A Carlos y Héctor los han llegado a reconocer por la calle. Aun así, reconocen que les da un poquito de reparo el hecho de que, algún día, sean vistos por alguien que no querrían que supiese lo que hacen. No sería la primera vez que les pasa. Carlos cuenta que uno de sus ex envió a su madre capturas de él manteniendo relaciones con Héctor. "A Héctor, por otro lado, lo vio un amigo que no sabía que era bisexual".
"Al principio lo pasábamos mal, pero ahora la gente que nos importa lo sabe, y no nos juzga por ello. Lo demás nos da igual". Lo cierto es que esta aventura en Internet supone para ambos una curiosa cantidad de ingresos mensuales, ya que cobran, aproximadamente, unos 2.000 euros al mes. Y es solo de lo que su público paga por verles. "También hay que reconocer que somos la novedad, no sabemos cómo nos irá más adelante".
Como consecuencia, habrá gente que piense que no hay mucha diferencia entre lo que ellos hacen y la prostitución. Sin embargo, Héctor y Carlos lo tienen claro. "Nunca hacemos 'real' con nadie. Cuando crucemos esa barrera, entonces será prostitución. Por ahora lo vemos más como exhibicionismo".
Reconocen que no solo lo hacen por dinero, aunque sea su principal motivo. También les excita pensar que hay cientos de personas detrás de la pantalla disfrutando de sus encuentros sexuales. No obstante, Carlos, por su parte, solo vetaría a una persona: a su hijo. "Prefiero que no lo sepa. Lo paso mal cada vez que lo pienso".