La prisión en la que se encuentran la mayoría de los exconsellers de Carles Puigdemont se encuentra en el foco mediático desde que varias "personalidades" pasaran -o aún se encuentren- entre sus paredes por diversos delitos cometidos. Por el Centro Penitenciario de Madrid VII, conocido así oficialmente, o la cárcel de Estremera -por su ubicación- han pasado el conocido trámite de la fotografía personajes muy variopintos.
Francisco Granados, el cabecilla de la trama Púnica la inauguró, poniéndola en el primer nivel informativo. Tras él, han pasado su puerta principal otros presos como Torbe, el "rey del porno"; Sergio Morate, acusado de asesinar a dos mujeres en Cuenca; Luis Pineda, presidente de Ausbanc y, tras la decisión de los tribunales, los siete exconsellers hombres del Govern bajo prisión incondicional sin fianza.
Solo el exconseller de Empresa, Santi Vila, eludirá pasar otra noche más en Estremera tras pagar los 50.000 euros de fianza impuestos por la jueza de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela. Las dos exconsellers mujeres se encuentran en la cárcel de mujeres de Meco o Alcalá de Henares
Un presupuesto mensual de 100 euros
Los siete exrepresentantes del gobierno catalán han tenido que pasar por el "mal trago" que supone situarse frente a la cámara para que le tomen las diferentes fotografías, así como sus huellas dactilares. Este proceso ha sido muy meticuloso y privado para evitar que se filtren imágenes a la prensa. Según informa el diario El País, esta cárcel es una de las más conflictivas de toda España. Hasta 124 agresiones se han sucedido en los últimos seis meses a funcionarios.
El mencionado diario ha confirmado que el trámite de la fotografía fue "muy correcto" cuando lo tuvo que vivir Oriol Junqueras, exvicepresidente de la Generalitat. Sin embargo, el exconseller encargado de dirigir a los Mossos d'Esquadra, Carles Mundó, tuvo una actitud "más altiva", según confirmaban fuentes penitenciarias a El País. Tras ellos, pasaron el resto de exconsellers ante los focos de la cárcel.
Los encarcelados han dormido de dos en dos para evitar que se autolesionen. El director de la cárcel ha revisado personalmente sus instancias. Las celdas se encuentran en el módulo de ingresos, un espacio recién reformado tras los socavones surgidos tras su estreno. Este módulo tiene dos plantas de habitáculos, cada una con un ala corta y otra larga. En la corta de la primera planta se encuentran los presos en aislamiento, los más conflictivos. En la de la segunda, los presidiarios de confianza. En la parte del ala larga se encuentran las personas de nuevo ingreso. Desde allí, los presos tienen ventanas que dan a los patios de los módulos 1 y 2.
Cada recluso tiene un presupuesto mensual de tan solo 100 euros. Esta cantidad limitada se maneja a través de una tarjeta monedero que deben recargar los familiares. En el caso de que quieran acceder a la televisión, deben pagarlas con este dinero. Incluso una piscina que forma parte de las instalaciones se encuentra en desuso desde hace varios años. En las celdas, según se puede observar en las imágenes ofrecidas por 20 minutos, predomina el color blanco en todo (paredes, camas, mobiliario...). Asimismo, disponen de una litera con dos camas y un pequeño aseo separado por un trozo de pared de aproximadamente un metro y medio de altura. Los lujos, para todos los penitenciarios, son escasos.