La artista que más se ha cambiado el nombre a lo largo de toda la historia ahora se llama Yurena (antes Tamara o Ámbar). La autora de 'No Cambié, No Cambié' ha dejado los realities shows y los programas del corazón a un lado para centrarse en su papel como actriz en el cortometraje de Marc Ferrer, 'Puta y Amada'.
El director catalán se caracteriza por realizar un cine influenciado por la cultura underground y del colectivo LGTBI. De hecho, se considera fan del cineasta John Waters, quien creó junto con Harris Glenn Milstead, la figura de Divine. Ahora, tal y como asegura en una entrevista concedida a El Español, existe una relación evidente con el cine de Waters "aunque surge de manera natural". La estrella de su película es Yurena y cuenta que siempre tuvo claro que tenía que ofrecerle un papel en su cortometraje, que está basado en la película francesa 'Nosotros no envejecemos juntos', del director Maurice Pialat.
Este film galo de principios de los 70 narraba la historia de una pareja que se resiste a terminar su vínculo amoroso de forma definitiva. Por eso, cuando se separan, vuelven a intentar retomar la relación aunque saben que no funcionará. Ferrer cuenta que la protagonista le recordaba a Yurena y que tenía que convencerla sí o sí para que participase en el proyecto. "Fue fácil, tengo un amigo en común que la conocía, y yo era muy fan de ella, así que le dijie que estábamos buscando una actuación y ella nos dijo que se la propuesiésemos", explica el director al mendionado medio. Acto seguido, le cedió el guion y ahora es la protagonista de 'Puta y Amada'.
Escena musical de Yurena
El título del cortometraje tiene que ver con que Adria, la pareja de Marc Ferrer, y él mismo utilizaban esta expresión para referirse a Barcelona y es que les parecía que por un lado era puta, pero por otro les apasionaba para vivir. Como Yurena es cantante, no podía faltar una escena en la que pudiésemos verla interpretar un tema, así que volveremos a escuchar su voz.
Ferrer define 'Puta y Amada' como un corto en el que tiene cabida la llamada cultura baja y la cultura alta. También asegura que hay una crítica al cine que manipula y dirige las emociones del espectador, mientras que su trabajo es "más libre y trata al espectador como un ente inteligente al que no le dicen lo que tiene que sentir".