El conocido como 'caníbal de Ventas', en Madrid, ha sido llamado a declarar ante un juez sobre los hechos ocurridos el 23 de febrero 2019, cuando asesinó a su madre. El acusado, Albert S.G., de 28 años, estranguló a su progenitora y troceó su cuerpo en mil trozos con los que se alimentó tanto él como a su perro.
Según ha declarado en el juicio, "oía voces en su cabeza" pidiéndole que matase a su madre, además de escuchar en la televisión lo que para él eran "mensajes ocultos". Asevera que no recuerda haberla descuartizado, y mucho menos haber comido sus restos, tal y como ya dijo en su día a la policía tras su detención.
El hombre ha explicado que desde que tiene quince años escucha voces, tanto de sus vecinos como de otras personas. No solo eso, sino que confirma que durante su propia declaración ante el juez también estaba escuchando voces. Por ello lleva años tomando medicación, pero también confirma haber fumado "canutos" de hachís, bebido alcohol y consumido drogas en una casa okupa.
En cuanto a su relación con su madre, "discutíamos por tonterías, pero a veces nos llevábamos bien", ha narrado. La progenitora acostumbraba a darle cobijo para que no durmiese en la calle y un día tuvo que llevarle al centro psiquiátrico del Hospital de La Princesa. El acusado supone que le llevaba a estos centros "para ser abandonado".
Los hechos por los que se le juzga
Según cuenta una amiga de la víctima, que llevaba un mes sin verla, denunció su desaparición y fue cuando se desveló lo ocurrido. El fallo del jurado alega que después de una fuerte discusión, el hombre asfixió a su madre "sujetándola fuertemente por el cuello", matándola. Luego la descuartizó, la cocinó y se la comió con ayuda del perro.
Cuando llegó la patrulla, encontraron una "escena dantesca": su cuerpo estaba repartido en varios tápers guardados por toda la casa, el cual fue cortando con una sierra y dos cuchillos de cocina. Durante quince días, estuvo alimentándose de ella y guardando algunas porciones en la nevera. Mientras tanto, el cuerpo de su madre estaba en la cama, "con el propósito de ir haciendo desaparecer el cuerpo".
Nada más encontrarse con este panorama, la policía detuvo a Alberto, que fue quien les abrió la puerta de la casa. El asesino de 28 años se enfrenta a quince años de cárcel por homicidio, más otro delito de profanación de cadáver. Además, se agrava la petición por "la circunstancia modificativa de responsabilidad penal de parentesco". Su hermano, además, le reclama una indemnización de 90.000.