El Gobierno de las Islas Canarias ha comenzado a preparar un protocolo de desconfinamiento específico para abandonar la cuarentena mucho antes de lo que se prevé en el resto del país.
A favor de ello juega, principalmente, su particular situación geográfica, algo que probablemente se replicará posteriormente en las Islas Baleares. Se trata de una estrategia que se está coordinando con el Gobierno central y que se aplicará, en un primer momento, en las islas menos pobladas: La Graciosa (0 casos), El Hierro (1 caso activo) y La Gomera (3 casos).
En todo caso, la situación no cambiará hasta el día 26 de mayo, día en el que caduca el actua decreto del estado de alarma. El Gobierno canario estudia que haya modificaciones en estos territorios que se incluirían en la ampliación que Pedro Sánchez llevará entonces al Congreso de los Diputados.
El presidente de las islas, Ángel Víctor Torres, justifica el abandono más rápido de la cuarentena en el número de casos que se registran en las islas, aunque avisa que no se aplicarán medidas con el objetivo de servir como laboratorio de pruebas del Estado.
Por ello, el Gobierno autonómico quiere realizar test masivos a la población canaria y señala el dato de contagiosidad que se registra actualmente en el archipiélago: un 0,38%. Es decir, cada enfermo no llega a transmitir el virus siquiera a una persona de media.
Aunque este dato no es igual en todas las islas. Por ejemplo, en Tenerife, la cifra asciende al 0,6%, hay 1.237 casos y 71 fallecidos. En Gran Canaria, mientras tanto, la cifra se reduce al 0,2%.
Por tanto, el Comité para la Emergencia Sanitaria de Canarias, presidido por Torres y coordinado por Conrado Domínguez, se ha reunido con varios expertos en la Universidad de La Laguna con el objetivo de elaborar un plan concreto. En él, se contemplan medidas progresivas, desde comenzar a permitir paseos con niños o practicar deporte; hasta la apertura progresiva de comercios. Aunque, siempre, con distanciamiento social, mascarilla y prohibición de vuelos para evitar casos importados.
La isla de El Hierro no está convencida
A pesar del trabajo del Gobierno de Canarias, la situación en las islas es divergente. Por ejemplo, el Cabildo de El Hierro ha mostrado sus reticencias al considerar que se trata el territorio como una isla piloto y que puede poner en peligro a una población que ahora solo registra tres casos.
De hecho, con la vuelta de las actividades no esenciales, una veintena de trabajadores de Tenerife y Gran Canaria se desplazaron a la isla con el objetivo de trabajar en una serie de obras. Según explica, fueron examinados y les han prohibido regresar a sus hogares para prevenir que puedan importar casos de Covid-19.
Ese es el principal miedo que ahora tienen las islas: que el efecto llamada pueda romper aquello que ahora las beneficia en la lucha contra el coronavirus, el aislamiento. Mientras tanto, el Gobierno canario continua estudiando el plan que, previsiblemente, intentará aprobar en la próxima prórroga del estado de alarma.