El pánico ha cundido en el distrito de Ciudad Lineal (situado al este de Madrid capital), cuando un camión ha subido la calle Alcalá, una de las arterias más importantes de la ciudad, de manera descontrolada hasta que se ha empotrado con un banco de la acera y ha detenido su marcha.
La población comenzó a temer que los hechos constituyesen un atentado terrorista, ya que repetiría el modus operandi de otras masacres, como la vivida en Niza el pasado verano. Sin embargo, las autoridades han descartado completamente esa posibilidad.
El hecho se produjo a las nueve de la mañana, cuando la vía se encontraba poco transitada, pero podría haber supuesto una completa tragedia teniendo en cuenta que la zona tiene muchos comercios y es lugar habitual de paseo de los vecinos de la zona.
Lo que en realidad sucedió fue todo un caso de violencia machista. Según relatan las autoridades en declaraciones a ABC, la pareja que se encontraba en el interior del camión llevaba bastante tiempo discutiendo acaloradamente.
Harta de lo que estaba ocurriendo, la mujer aprovechó un semáforo en rojo para abrir la puerta y bajar del vehículo. Sin embargo, su pareja no quiso que ella continuase, y en todo un acto de violencia machista, dio un giro al volante de su vehículo con el fin de atropellarla y asesinarla. Afortunadamente, no lo consiguió.
Para suerte de la mujer, una valla y un banco situado en la acera permitieron que el camión no pudiese continuar con el trayecto y que el agresor no pudiese perpetrar su crimen. El coche quedó completamente atravesado por los hierros de la valla que separa a los viandantes de la carretera.
Alarma
Los vecinos, temiendo lo peor, llamaron a las autoridades, que se personaron de inmediato en la zona. Allí, procedieron a detener al autor de estos hechos pr un delito de homicidio en grado de tentativa.
La mujer, que estaba completamente alterada y con un ataque de ansiedad, pudo relajarse poco a poco y no requirió atención médica. Los agentes desconocen por el momento si había alguna denuncia previa por violencia de género. Ahora, el agresor continúa en el calabozo a la espera de que el juez determine prisión o libertad provisional, así como alguna orden de alejamiento hacia su víctima.