El cambio de hora que se hace en toda Europa dos veces al año supone un trastorno, tanto horario como fisiológico. Este mismo 28 de octubre muchos nos hemos levantado sin saber si llegábamos tarde, si nos habíamos levantado pronto o si habíamos dormido una hora más o una menos.
Pero muchos otros quizá han agradecido levantarse y salir a pasear al perro con el cielo ya iluminado, pues que se haya atrasado una hora quiere decir que tendremos luz una hora antes. Y es que la intención de este cambio era aprovechar la luz del día para ahorrar energía. Así, al modificar el reloj tendríamos más horas aprovechables de luz natural y no gastaríamos tanta electricidad. Sin embargo, no está del todo claro que compense este ahorro.
En agosto de 2018 el presidente del ejecutivo europeo, Jean-Claude Juncker, anunció la posibilidad de suprimir este cambio en toda Europa debido a los resultados de una encuesta en la que el 80% de los preguntados no querían cambiar la hora dos veces al año por el trastorno que supone.
Bruselas parece estar de acuerdo, y es que los supuestos ahorros que conllevan estos cambios son "marginales", lo cual echaría por tierra los motivos por los que se impuso esta medida tras la década de los 70. Según el documento 'La aplicación del horario de verano en Europa' publicado por la Comisión Europea, el máximo ahorrado en el consumo es del 0,5%, una cantidad prácticamente insignificante.
Tal y como se evidencia en este escrito, cuando en verano se ahorra luz para iluminar, aumenta el consumo de aires acondicionados y ventiladores; y en invierno, de igual forma, aunque se ahorra luz por la mañana cuando amanece más temprano, sube el consumo de calefacción, que en muchos casos es eléctrica.
Según diversos estudios, el ahorro de las personas con el cambio horario dependería de la latitud del país en el que se encuentre: cuanto más cerca del ecuador, más consumo. Además, el ahorro estimado podría establecerse, dependiendo de la persona, entre 6 y 10 euros de media al año, lo cual es una cantidad muy pequeña. Sin embargo, para un país como España, esto supone entre 280 y 467 millones de euros.
España tiene una hora más gracias a Franco
Al margen de los estudios posteriores, Franco también trastocó el reloj de los españoles, pero no por temas de ahorro, sino más bien idológicos. Y es que hasta 1942 España tenía el mismo horario que Inglaterra, Portugal y las Islas Canarias, GMT, sin embargo, durante la dictadura, Franco adelantó los relojes españoles una hora para adherirse a los horarios de los territorios ocupados por la Alemania nazi.
Por lo tanto, desde entonces dejamos de tener el horario que nos correspondía por situación geográfica para tener el sistema GMT+1. Parece que sí que es verdad ese lema de "Spain is different" que tanto se dice, pues en nuestro país se come y se cena mucho más tarde y nos vamos a dormir a horas más altas que ningún otro país de Europa, pero quizá se deba a este cambio horario que se nos impuso hace ya unas décadas.