En un momento en el que el amor convencional comienza a deconstruirse con el feminismo, la poligamia, los divorcios, las múltiples parejas sexuales, etc, son cada vez más los que piensan que el "felices para siempre" que nos han vendido toda la vida es un cuento imposible. Y, en base a ello, el psicólogo español Rafael Santandreu, en su libro 'Las gafas de la felicidad', afirma que los humanos no estamos diseñados para la monogamia.
Para Santandreu, las parejas debería cambiar cada cinco años. El experto defiende que la monogamia se instauró y ha llegado a nuestros días porque el hombre ejercía como poseedor de la mujer. Lo cual, afirma, "no es una vida en pareja" sino "la vida de un amo y un esclavo". Su teoría se sustenta en la liberación de la mujer.
"Pretendemos vivir con una limitación sexual tremenda"
Este psicólogo tamibén asegura en su libro que, si las relaciones cambiaran de modelo, las mujeres lograrían finalmente la libertad sexual: "Sexualmente estamos muy reprimidos, mayormente la mujer. Pretendemos vivir con una limitación sexual tremenda. Con este nuevo modelo alejado de la monogamia se solucionarían todos los problemas de celos o de dependencias. La principal causa de suicidio en el mundo es el desamor. ¡El desamor! No es perder el trabajo o tener una enfermedad grave..."
Desde luego, Santandreu plantea una perspectiva interesante. El matrimonio nació como contrato, bajo la necesidad de las clases altas de unir o heredar territorios. Más tarde se extendería por las sociedades europeas en la que la mujer pasaba de ser propiedad de su padre a ser propiedad de su esposo. Esto, adornado con una pizca de elemento amoroso, finalmente desembocó en el 'amor tradicional' que conocemos hoy.
Los humanos somos criaturas demasiado complejas como para mantener relaciones de por vida o por lo menos sin altibajos. Al igual que las amistades y las personas que conocemos a lo largo de nuestra vida van y vienen, ¿por qué iba a ser distinto con las parejas sentimentales?
Eliminar el 'felices para siempre' es fundamental
Sin embargo, afirmar que las parejas no pueden durar más de cierto tiempo también podría coartar deseos de continuar relaciones largas e incluso fundamentar demasiado el amor en el aspecto pasional inicial. Pero la idea tiene un matiz interesante en el que coincidimos al 100%: dejar de pensar en el ideal del "felices para siempre" es, ciertamente, fundamental.
Más allá de los pros y los contras de la propuesta, Santandreu nos recuerda la necesidad de romper con modelos que no son para todos. Salir a tiempo de una relación antes de que se vuelva tóxica sería el mejor modelo a seguir. Hay que tener en cuenta que la separación es siempre una opción viable. No hay nada más subjetivo que la forma de amar de las personas, pero lo que sí queda claro es que nada es para siempre.