Cada vez es más frecuente que las empresas opten por nuevos métodos para conocer la satisfacción de los compradores. Una de las formas que más han proliferado es que, tras la venta de un producto, el comprador evalúe a los empleados y les ponga nota. Sin embargo, es un arma de doble filo, porque muchas veces no contestamos o vacilamos en las respuestas y los trabajadores lo acaban pagando. Otras veces da igual lo que contestemos porque el empresario le echará la bronca al empleado.
He hecho una de esas compras que tienes que pensar bien porque te vas a endeudar unos años. El caso es que la vendedora fue muy profresional y nos trató genial. Un gran conocimiento del producto y demás. Un 10.
— Yo, Sketchy. (@sketchproduce) 30 de agosto de 2018
Esto es lo que le sucedió a una vendedora, cuyo nombre no sabemos, pero su historia sí. El comprador que la calificó quiso mostrar su indignación con la empresa a través de Twitter. Se trata del usuario @sketchproduce, quien acudió a la tienda en la que trabaja la dependienta: ella se encargó de venderle todo el producto . Tras la compra, tuvo que calificar a la vendedora y al establecimiento. A la primera le puso un diez, pero al local un ocho. Y claro, un ocho quiere decir que no estás muy satisfecho, así que la culpa según la empresa es de la empleada, a pesar de que esa nota no es para ella sino para el ambiente del negocio.
Un ocho; igual a suspenso
Según el tuitero, la empresa falló porque cuando recogieron el producto este tenía un fallo y la solución que le dieron no fue la correcta. Así que como dice en su hilo "La experiencia fue muy buena, pero no perfecta", por tanto la nota que les puso después no le parecía mala (es más, un ocho es una buenísima nota), pero para el comercio parece ser que no.
Las dos primeras preguntas iban sobre el negocio. Como no estaba 100% contento, puse un 8. En las siguientes preguntas querían saber sobre el trabajo de la vendedora: todo 10.
— Yo, Sketchy. (@sketchproduce) 30 de agosto de 2018
Además, @sketchproduce asegura que escribió un texto en la encuesta alabando el trato que la dependienta les ofreció. Pero, al día siguiente, ella le escribió diciéndole si había fallado en algo porque sus jefes le habían "echado un broncazo" porque el local había obtenido un ocho.
Al día siguiente recibo un Whatsapp de la vendedora. No diré nombres ni sector. «¿Qué ha pasado con la encuesta?»«Creo que me he portado bien con vosotros.»«Me han echado un broncazo».????
— Yo, Sketchy. (@sketchproduce) 30 de agosto de 2018
El tuitero afirma que se sintió "muy mal" por ella y acudió a la tienda y allí descubrió que un 8 sobre 10 significa suspender...
«No olvides responder a nuestra encuesta: 10=satisfecho, 9=correcto; 8=suspenso». WTF! WTF!8/10 ¿SUSPENSO?¿Pero que mierda de política es esa?
— Yo, Sketchy. (@sketchproduce) 30 de agosto de 2018
Lo que todos debemos sacar de esta historia lo resumen muy bien @sketchproduce. Y es que nosotros podemos hacer que despidan a un trabajador; algunos empresarios no tienen piedad.
Y nada, que ahora el trabajo de la gente depende de una carita feliz, que si no es feliz del todo, le montan la de dios al currante. Hay que joderse.
— Yo, Sketchy. (@sketchproduce) 30 de agosto de 2018