La caída de un nuevo árbol en el parque del Retiro pone de relieve un problema que la capital lleva soportando durante los últimos años: el mal estado del arbolado urbano. Esta lacra ya se ha cobrado varias vidas, como la del militar Carlos Álvarez García-Aricollar, que perdió la vida a los 38 años tras caerle una rama de 400 kilos también en el parque del Retiro. O la de un niño de cuatro años, este sábado 24 de marzo.
La situación en este área es crítica, pero no es la única. La gran cantidad de parques que adornan Madrid cuentan con algunos árboles centenarios. En algunos casos, como los plataneros, sus dimensiones pueden ser especialmente ostentosas, por lo que el peligro se agrava.
¿Quién tiene la responsabilidad?
El Consistorio de Ana Botella. Contundentemente. La exalcaldesa de Madrid tomó la determinación de privatizar el mantenimiento y gestión de los parques en la capital. Y recortar su presupuesto (algo fundamental y que comentaremos en el siguiente punto). "Somos una especie en extinción. Al paso que vamos, encontrar un jardinero municipal va a ser complicado", denunciaba un trabajador municipal en un artículo de El Diario publicado en 2013.
La privatización de este servicio (junto a la recogida de basuras) dejó una masa de funcionarios que se ha instalado en Cibeles sin cumplir funciones. Una doble plantilla cuyo coste es inmenso e innecesario.
Derivado de esto último, gran parte de los responsables de cuidar de los parques de la capital formaron parte de una plantilla completamente renovada. Y, por tanto, sin experiencia ni conocimiento de cada uno de los árboles que pueblan la ciudad.
El problema fundamental: los recortes
Sin embargo, el motivo fundamental deriva de los recortes en inspección del arbolado. El gobierno de Ana Botella decidió reducir hasta el mínimo el presupuesto dedicado a la revisión de la masa forestal de la ciudad. Precisamente, la concejalía de la que depende este servicio (por entonces Medio Ambiente, Seguridad y Movilidad) sufrió un descenso de 1.760 millones de euros en 2013. Justo un año antes de que comenzaran a caerse los árboles.
Este proceso es especialmente importante. Se trata de una plantilla que, dividida por barrios y distritos, se encarga de analizar la situación de cada árbol, de manera independiente, para evaluar sus necesidades específicas o, en casos determinantes, su tala.
El trabajo del personal no era exclusivo de varios meses al año. Por ejemplo, el Consistorio debía organizar inspecciones urgentes en cada ocasión que un vendaval azotara la ciudad. El motivo: tener constancia del daño que habían producido las ráfagas de viento.
El hachazo, literal, en este servicio, ha provocado que los árboles de Madrid se hayan ido deteriorando poco a poco. Algo que se demostró pocos meses después: si en agosto de 2013 se iniciaron los recortes y privatizaciones; en julio de 2014 se contabilizaron caídas de hasta tres árboles históricos.
"Los árboles no presentaban ningún signo externo que pudiera prever su desplome", aseguró entonces el Delegado de Medio Ambiente, Diego Sanjuanbenito, a sabiendas de que los recortes producidos en el servicio fueron determinantes.
Tala de árboles
Las primeras muertes y la evidencia de que el problema del arbolado urbano de Madrid era una realidad, llevaron a Botella a iniciar una tala masiva que se podría haber evitado sin permitir el deterioro de la vegetación.
La tala de árboles continúa desde entonces y se ha mantenido durante la última legislatura de Manuela Carmena, que ha heredado un problema especialmente grave que se está cobrando vidas.
Algunas medidas de urgencia, como cerrar el parque del Retiro, se muestran ineficaces, teniendo en cuenta los últimos sucesos. Y, mientras tanto, el Consistorio continúa extendiendo las talas y los tratamientos fitosanitarios para intentar terminar con esta lacra.