El mundo se dirige hacia una nueva crisis económica y nuestro país vuelve a enfrentar un problema histórico, la burbuja del ladrillo. Los expertos sitúan el punto de inflexión en el año 2022, pero hay un factor que preocupa y mucho: la fuerte fragmentación política y la extensión de gobiernos en funciones. No podemos olvidar que paralizar la administración impide aprobar medidas de choque fundamentales para enfrentar un problema de estas características con necesaria rapidez.
Si alguien está pensando en comprar vivienda, este es el mejor momento, sin duda. Y, en teoría, deberíamos actuar con rapidez, porque hay un indicador que muestra un cambio de tendencia: el Euríbor.
El principal referente para fijar las hipotecas en España podría estar tocando suelo. Tras encadenar varios meses de bajadas, la tendencia ha comenzado a repuntar desde el pasado mes de octubre cuando el Tribunal Supremo anuló el pago del impuesto en esta materia a cuenta de las entidades y con carácter retroactivo.
En la actualidad, el tipo se sitúa en un -0,108%, muy lejos del 0,604 que se llegó a registrar en 2014, en plena senda hacia la salida de la crisis económica. El terremoto que ha provocado esa sentencia del Supremo, sin duda, ha eliminado una incertidubre para el sector bancario que ahora se manifiesta en una posición de mayor seguridad jurídica para las empresas.
Los usuarios que cuenten con una hipoteca a tipo variable y tengan revisión ahora, experimentarán ligeras subidas. Por ejemplo, con el préstamo medio de 120.000 euros a 20 años con un diferencial del 1%, habría un aumento de 4,30 euros mensuales, lo que se traduce en 51 euros al año.
La previsión es que no habrá aumentos signficativos al menos hasta el verano. Mientras que el BCE no salga de su política de tasas de interés bajo, los tipos continuarán en negativo. La situación podría cambiar a partir del próximo mes de septiembre, con el cambio de tipo de facilidad de depósitos (Europa ha prestado dinero a los bancos para garantizar los depósitos y, ahora, el exceso de moneda en algunos bancos para gestionar sus reserva suele ingresarse en el BCE, un movimiento que las entidades deben pagar desde hace cuatro años). Como consecuencia de que Europa presta dinero a intereses bajos, la banca privada necesita bajar igualmente los tipos para ser más competitiva y esto podría cambiar de cara al próximo otoño.
El presidente del BCE, Mario Draghi, deberá decidir. Hay serios riesgos, ya que la UE se encuentra en plena expansión monetaria y mantenerla también podría ser beneficiosa para el movimiento de dinero y el crecimiento de la economía en general, aunque es cierto que se produce a base de deuda.
El tipo fijo interesa
Después de poner la situación en contexto, todos los datos apuntan a un crecimiento a medio plazo. Hay dudas sobre la políticas que se aplicarán desde las entidades con ofertas más agresivas, aunque podrían verse arrastradas por los bancos de mayor tamaño.
El tipo fijo no es atractivo a priori, ya que se sitúa con tasas por encima del mercado. Sin embargo, el variable antoja subidas en los próximos ejercicios y que, al final, experimentemos fuertes subidas de la hipoteca en el futuro.
No podemos olvidar que los préstamos actuales en España se programan a largo plazo y a varias décadas vista. Con un Euríbor pisando suelo, ese 2% por encima del mercado podría suponer un pago por debajo de la media en el futuro. Pero hay más: en la actualidad esta subida se fija entre un 2,5% y un 3%, por lo que hablamos de tipos mínimos y muy atractivo. Por tanto, es el mejor momento para embarcarse en una hipoteca de esta categoría.
Llegados a este punto... ¿Cuándo interesa comprar?
A la espera de que Mario Draghi decida y que el Gobierno de España pueda contar con las manos libres para actuar con celeridad, los expertos señalan que el plazo con una oferta atractiva se sitúa en un período de entre seis meses y un año.
Por entonces, los precios seguirán manteniéndose en mínimos históricos o incluso alcanzándo nuevos récords, a pesar de las leves subidas que se están registrando en los últimos meses. No hay que olvidar que la burbuja del alquiler hace más interesante la compra de una vivienda, pero los planes de choque como el tope al precio del alquiler planteado por el Ejecutivo podrían cambiar esta tendencia.
Por tanto, ante la incertidumbre que ofrece la situación, sin duda interesa comprar en un plazo estimado de seis meses a un año y con un tipo fijo, que permita garantizarse una hipoteca ajena a las fluctuaciones del mercado.
Burbuja inmobiliaria
Junto con el asunto de las hipotecas, España también enfrenta una nueva burbuja inmobiliaria. La ausencia de vivienda pública y la moda por el centro de las ciudades han provocado que la demanda aumente y la oferta se vea limitada. Y, con ello, los precios se disparan.
Algunas urbanizaciones situadas en el extremo periférico de las grandes urbes, como la realizada por el pocero en Seseña, empiezan a llenarse como consecuencia de la expulsión de los habitantes a cuenta del precio de los alquileres.
Todo ello, junto a algunos apuntes como la debilidad de la economía que comienza a experimentar el Atlántico norte y la excesiva dependencia de España respecto al exterior, podrían poner en cierto riesgo nuestra situación financiera de cara a los próximos años.
No hay que olvidar que nuestro país suele importar las crisis más tarde que en el extranjero, pero que acostumbra a padecerlas con mayor intensidad. Por ello, conviene prepararse de cara al futuro.