Hay que remontarse hasta 1992 para conocer el nacimiento de 'Buffy, cazavampiros' (emitida entre 1997-2003) gracias a Joss Whedon, quien había ejercido como guionista y productor en la película de mismo nombre que dirigió Fran Rubel Kuzui (que pasaría a ser principal productora ejecutiva de la serie junto a su marido Kaz Kuzui y Whedon), y en la que Kristy Swanson interpretaba a Buffy Summers, una joven animadora del Hemery High School de Los Ángeles que deberá hacer frente a la revelación que supone el descubrir que es la elegida como nueva Cazadora para poder combatir a los vampiros. Su mentor no sería otro que Donald Sutherland, mientras que su compañero de andanzas estuvo representado por Luke Perry. Para añadir más nostalgia cinéfila de décadas anteriores, el villano de la historia, el Rey Vampiro Lothos, tendría el rostro y los gestos de Rutger Hauer.
Pese a tener un éxito más bien moderado, no sería hasta pocos años después que Whedon conseguiría que su heroína (reencarnada en la piel de Sarah Michelle Gellar) y símbolo del poder de la mujer se convirtiese en un fenómeno de masas gracias a la tarea de remakear su propia idea como una serie para televisión, formato que dada su naturaleza le autorizó a explorar todo el universo de la cazavampiros más famosa de todos los tiempos. El formato serial fue el que permitió crear una horquilla temporal de siete años en la vida de una adolescente y su grupo de amigos, cuyos problemas típicos de la edad (el miedo a hacerse adulto, las inquietudes laborales, elegir el camino correcto a seguir) fueron tratados con total normalidad junto a otros que, en su momento, supusieron una gran revolución transgresora (el bullying, el tratamiento del colectivo LGTB, el maltrato, la forma de afrontar la pérdida de los seres queridos), pese a que fuesen expuestos con la misma sencillez que cualquier otro. A todo esto, y por si fuera poco, el hecho de situar Sunnydale (la localidad ficticia donde transcurrirán todos los hechos) en la denominada Boca del Infierno («Hellmouth», en inglés) añadirá más problemas a la ecuación.
Serie de referencia
Gracias a la serialidad a lo que debemos el hecho de la inmersión plena que Whedon realizó sobre el Buffyverso, el cual podría verse ampliado con el fin de su emisión por televisión y con la llegada de las temporadas octava y novena, las cuales se adaptaron a otro formato, el del cómic, el cual permitiría explorar ciertas tramas que, según sus creadores, habían sido imposible de llevar a cabo durante su etapa televisiva debido al presupuesto. No es de extrañar que, durante siete temporadas, 'Buffy, cazavampiros' fuese una de las series de referencia, con un impacto sobre la cultura popular incuestionable debido a la soltura con la que trató las temáticas citadas anteriormente, pero sobre todo, desde el punto de vista cinéfilo, la serie creada por Whedon jugó un papel importante en cuanto a la utilización de algunos de los clichés del cine de terror, los cuales serían reutilizados en el nuevo imaginario del cine de horror más actual.
Si bien 'Buffy' no es una serie que se pueda definir en un único género, pues establece diálogos directos con la comedia adolescente, el drama e incluso con el cine de aventuras, el terror es el género que está presente durante todo su recorrido. Ya sea por la puesta en escena o por la utilización de un imaginario asociado de forma tradicional al mismo, en el que vampiros, brujas, hombres-lobo, fantasmas, maldiciones, demonios y experimentos fallidos deambularán, crearán lazos con los protagonistas, serán protagonistas y formarán el núcleo central de la serie. Puede que, a ojos de un adulto, el terror en 'Buffy, cazavampiros' sea algo subjetivo, pero cabe tener presente que el potencial público al que iba dirigida la serie fue el preadolescente y adolescente, una audiencia que creció asumiendo que las reglas del género que se estaban estableciendo ante ella, dialogaban con unas que ya estaban establecidas, transformándolas en algo novedoso y adaptado a su época.
Teniendo en cuenta el espíritu de fan de Joss Whedon (tan solo hay que ver su relación con Marvel, ya sea como guionista de una de las mejores etapas de los X-Men o como director de 'Los Vengadores', título que revolucionó la forma de hacer películas de superhéroes), no es de extrañar que ese se viese plasmado en una de las películas de culto que más ha dado que hablar dentro del circuito de festivales y para los aficionados al terror: 'La cabaña en el bosque'.
Los capitulos clave de la serie
Entre los 144 episodios que componen la serie existen tres que, si bien no son vitales para el devenir de las tramas de sus correspondientes temporadas, sí lo son por lo referente a ese uso de las normas establecidas por el género. El primero de ellos, el número dieciocho de la segunda temporada, llamado 'La muerte asesina', Buffy es ingresada en un hospital debido a un fuerte resfriado. Allí comprobará en primera persona como una figura demoníaca, Der Kindeston, acecha a los niños enfermos para después succionarles su energía vital. En el segundo, el décimo de la cuarta temporada, 'Silencio', The Gentlemen, unas criaturas inspiradas en los cuentos de hadas, roban la voz a todos los habitantes de Sunnydale con la finalidad de poder robar siete corazones sin que los gritos de sus víctimas alerten a sus vecinos. En el tercero, el decimosexto de la temporada número seis, llamado 'Otra vez normal', se abrirá una posibilidad argumental que quedará abierta a la imaginación: Buffy lleva seis años ingresada en un centro psiquiátrico y todo lo que ha vivido hasta entonces es fruto de su locura. Aunque ninguno de los tres episodios comparta semejanzas el uno con el otro más allá de tratarse de tres momentos diferentes en la vida de unos mismos personajes, si nos adentramos en el terreno del uso de los mecanismos del cine de terror, sí encontraremos que tienen en común el hecho de servir como ejemplos clave para el fandom, conteniendo varios elementos de homenaje hacia la cinefilia.
En 'La muerte asesina', existe una clara referencia a uno de los títulos de terror moderno más famosos: 'Pesadilla en Elm Street'. El aspecto del villano, el demonio devoraniños Kindeston, tiene mucho que ver con el de Freddy Krueger, el asesino del rostro quemado que Craven introdujo en los sueños de los habitantes de Springwood para acabar con ellos durante los años 80. No hace falta recurrir a las declaraciones del propio Whedon para comprender que Krueger es uno de los referentes para la creación de su personaje, de quien también se puede ver algo del legado de algunos personajes del expresionismo alemán como Nosferatu o incluso el Dr. Caligari. Para más inri, tampoco hay que ser un experto en la saga de 'Pesadilla en Elm Street¡ para reconocer un guiño en una de las escenas del episodio: esa en la que un cuerpo es arrastrado a través de un pasillo imitando el sueño en el que Nancy (Heather Langenkamp) veía como el cuerpo de Tina (Amanda Wyss) era arrastrado por los pasillos del instituto dentro de una bolsa para cadáveres.
Este no es más que uno de los guiños que 'Buffy'hace a la galería, pero no es desdeñable el hecho de que lo haga dialogando con uno de los mayores éxitos del cine de terror de la década anterior. Recordemos que su primera emisión se produjo el 3 de marzo de 1998, y cuatro años antes se había estrenado 'La nueva pesadilla de Wes Craven', último capítulo de la saga de Krueger hasta aquel entonces, por lo que queda claro su carácter referencial, pese a que parte del citado público potencial de la serie no pudiera haberlo asociado por una mera cuestión de edad.
Siendo la película de Wes Craven y sus secuelas uno de los grandes epítomes del cine de terror de los años ochenta (y noventa), donde se establecieron las normas del subgénero slasher (junto a las otras dos sagas por antonomasia, que iniciaron 'La noche de Halloween' y 'Viernes 13'), es de vital importancia comprender que en algunos episodios de 'Buffy' ya se establece un diálogo con el cine de terror, por lo que a sus estereotipos y reglas básicas se refiere, y el cual será explotado al cien por cien en 'La cabaña en el bosque' tema que se tratará más adelante.
Si en 'La muerte asesina' encontrábamos elementos del folclore de los hermanos Grimm y del expresionismo alemán, en 'Silencio' vuelven a aparecer ambas influencias. En un capítulo cuya principal baza es que durante 25 de los 43 minutos de duración los personajes no pueden hablar, el silencio al que hace mención el título pasa a convertirse en el único modo de comunicación. Teniendo en cuenta que en cierto momento también se homenajea al slapstick (Xander golpea a Spike creyendo que éste ha mordido a Anya en lo que resulta una cómica equivocación que acaba con beso de la pareja), los Gentlemen, villanos del episodio, son los que servirán como nexo de diálogo para con el género.
Con cierto aire a las criaturas expresionistas del primer cine, vemos en ellos cierta semejanza con los cenobitas, las criaturas demoníacas de 'Hellraiser', (el título de culto dirigido por Clive Barker en 1987) lideradas por Pinhead y que tras la configuración de la Caja de Lemarchand, aparecen para castigar a quienes les han llamado, con técnicas sadomasoquistas mediante en las que la carne se convierte en instrumento para otorgar dolor y placer. Los Caballeros, también están relacionados con una caja (ellos la utilizan para guardar las voces de la gente), pero es en su aspecto en lo que hallamos esa semejanza con el clásico de Barker. Por si fuera poco, en 'Silencio' también hay referencias a, una vez más, 'Pesadilla en Elm Street', y es que Buffy verá en un sueño premonitorio al principio del episodio a una niña cantando una nana de modo un tanto perturbador, hecho que remite directamente a la canción que las niñas cantan sobre Freddy Krueger en los sueños de Nancy. Mientras que 'La muerte asesina' era un capítulo autoconclusivo en el que su trama no repercutiría en el resto de la temporada, más allá de ser una trama más que añadir a las vivencias del grupo; en 'Silencio' encontramos dos situaciones que sí tendrán repercusión. Por un lado, Willow y Tara establecen su primera unión mística, la cual (y como todos sabemos) derivará en una de las parejas que el colectivo LGTB más recuerda de la historia de las series. Además, al final del episodio y después de que Buffy haya conseguido acabar con los Gentlemen del mismo modo en el que se describía en los cuentos de los hermanos Grimm, ella y Riley serán conocedores de los secretos que ambos esconden, hecho que cambiará el rumbo de la temporada.
Tanto 'La muerte asesina' como 'Silencio' son dos de los episodios de la serie que tienden a ocupar los rankings de "los capítulos más terroríficos de 'Buffy, cazavampiros'", algo que comparten con 'Otra vez normal', el episodio número dieciocho de la sexta temporada, en el que ataque de un demonio mediante, veremos una realidad paralela en la que la protagonista vive recluida en un manicomio, siendo sus experiencias como Cazadora y sus luchas por mantener cerrada la Boca del Infierno, los delirios de una esquizofrénica.
Si bien en este caso los elementos que utiliza del género la serie no son en referencia a títulos del cine de terror, el hecho de utilizar el recurso en el que las vivencias de las que el espectador ha sido testigo, no son más que fruto de un delirio o un sueño, es algo que ha sido utilizado en repetidas ocasiones tanto en series como en películas, siendo en este caso un ejemplo de twist final, véanse los casos de dos títulos tan dispares como por ejemplo 'Identidad' o el 'Encerrada' de John Carpenter, guardando este segundo ciertas semejanzas con 'Otra vez normal'.
La principal baza del episodio, y lo que lo sitúa como claro ejemplo de querer establecer ciertas similitudes con el género, es el hecho de que tras su resolución y descubrirse que en realidad Buffy ha sido envenenada por un demonio que le causa el delirio de estar confinada en una habitación de hospital, un segundo final muestra a la joven en estado catatónico en la misma sala, acompañada por sus padres y mientras el doctor dice: "la hemos perdido".
Cabe tener en cuenta que contemporáneas a la emisión de la serie son las tres primeras entregas de la saga cinematográfica 'Scream', en la que Wes Craven y Kevin Williamson (encargado del guion de las dos primeras) desgranaban los tópicos del género de terror desde una vertiente autoparódica y con mucho mensaje metacinéfilo en su haber. No es de extrañar que tanto 'Scream' como 'Buffy' se hayan convertido en emblemas para una misma generación. La primera, en formato de película; la segunda, en formato serial; ambas recuperando los elementos que conformaron el cine de terror de décadas pasadas, haciendo una relectura de ellos y adaptándolos a su propio momento cronológico.
El feminismo
Si tenemos en cuenta los estudios feministas que han tratado a Buffy como claro ejemplo de diferenciación representativa, cabe tener en cuenta el nombre de Carol J. Clover, uno de los grandes nombres que han teorizado sobre la feminidad en el cine de horror, centrándose en las películas slasher y más de pura explotación, en las que la audiencia siempre pasa a empatizar con la figura de la final girl, elemento esencial del cine de terror. Mujeres atormentadas frente a hombres atormentadores que harán que el espectador se identifique con ellas no solo narrativamente, sino cinematográficamente, convirtiendo la figura de la final girl en un símbolo de feminidad indiscutible. Y Buffy se convierte en la primera final girl del nuevo siglo, una pionera a la que seguirán las sufridas protagonistas de la última oleada del cine de terror con asesino enmascarado de por medio: desde la Sharni Vinson de 'Tú eres el siguiente' a la Kristen Connolly de 'La cabaña en el bosque', dos ejemplos que se enfrentan a la teoría falocéntrica de Laura Mulvey, quien teniendo en cuenta las teorías freudianas, había valorado que el papel de la mujer en el cine estaba sometido a un patriarcado.
La referencia a 'La cabaña en el bosque' es lo que sirve para dejar sobre la mesa una cuestión que bien podría desgranarse en un estudio posterior, donde se podrían detallar las similitudes existentes dentro del mismo universo de Joss Whedon, quien recupera su ansia por ser referencial para con el género de terror que ya utilizó hasta la saciedad en 'Buffy, cazavampiros', para realizar la película más referencial del cine de terror en años. Incluso podría decirse que 'La cabaña en el bosque' es la película definitiva sobre el cine de terror, una suerte de manual de instrucciones lleno de guiños y homenajes que, del mismo modo en que lo fue la serie de la cazadora de vampiros, tiene todas las papeletas para ser uno de los títulos de género que abanderarán a una nueva generación. Y por si las comparaciones con el Buffyverso pueden parecer cogidas con pinzas, nos encontramos con que la cabaña en cuestión también está erguida sobre una Boca del Infierno.