La irresponsabilidad de David Cameron ha llevado a los británicos a votar en un referendum histórico que ha dividido al país y de cuyo resultado empiezan a arrepentirse muchos menos de 24 horas después de producirse. Ha ganado el Brexit, sí, pero el Reino Unido ya no sólo ha quedado enfrentado entre partidos políticos, también lo está ahora entre regiones, entre clases sociales e incluso entre generaciones, siendo los jóvenes los que reprochan a sus mayores que les hayan hipotecado de por vida con su decisión. Eso sin contar cómo ha hecho florecer una latente xenofobia que hasta ahora había estado reprimida por el poder político.
Pero una cosa está clara, y es que nada de lo que va a pasar ahora está claro. Tras ganar con una inesperada holgura las elecciones británicas hace un año, David Cameron decidió convocar un referendum que venía amenazando lustros la política británica. Confidente de que su victoria en las urnas le permitiría ganar el referendum y enterrar este problema como pasó con Escocia, el Brexit le ha estallado en las manos. Cameron ya es historia, pero la onda expansiva promete dejar más víctimas a corto plazo.
Porque en el fondo, nadie se esperaba que la opción de abandonar la Unión Europea acabase ganando. Y nadie había escrito realmente en ninguna parte qué es lo que va a pasar ahora más allá de "respetar la voluntad del pueblo británico". El Brexit no sólo ha dividido al partido conservador, sus partidarios están también compuesto por laboristas desencantados con el rumbo de su partido en los últimos años, y también por individuos como Nigel Farage, líder de Ukip.
Por ahora, los que tienen poder de decisión (el partido en el Gobierno), parecen tener claro que la salida debe hacerse invocando al artículo 50 del Tratado de Lisboa, que da dos años para negociar las condiciones de una salida una vez un miembro solicita abandonar la Unión Europea. Pero esa solicitud no está provocada por el referendum (que no es vinculante), sino que debe ser política. David Cameron ha presentado su dimisión en diferido, asegurando que se marchará en octubre cuando el partido le encuentre un sucesor. Será su sucesor el que deba decidir por tanto cuándo invoca dicho artículo. Boris Johnson, uno de los favoritos para suceder a Cameron tras eregirse en bandera del "Brexit", ya ha dicho que no hay prisa.
Lo cierto es que pueden pasar meses, e incluso años, hasta que el Reino Unido decida invocar su "Brexit". Porque mientras la Unión Europea presiona para que el proceso se acelere, poco o nada puede hacer la UE hasta que el Reino Unido anuncie sus intenciones de manera oficial. Estas son las claves de los próximos pasos del Brexit:
1 La pelea por el liderazgo de los tories
La primera gran batalla por el futuro del Reino Unido en la UE va a tener lugar dentro del partido conservador. Deben elegir un nuevo líder que, en teoría, se convertiría en el nuevo Primer Ministro británico de manera automática (ya que tienen mayoría absoluta en el parlamento). El partido conservador está claramente dividido en dos: los que han sido pro-brexit y los que no. Entre los pro-brexit, el favorito es el ex alcalde de Londres Boris Johnson. Varias consideraciones a tener en cuenta:
- En la pelea por el liderazgo del partido el tema europeo va a volver a estar en el centro. Los candidatos deberán desgranar sus propuestas y calendarios para materializar la salida de la Unión Europea.
- La situación económica va a influir, y mucho, en todo el proceso. Hasta ahora, todos los males económicos sobre el Brexit eran profecías pero, si de verdad el Reino Unido entra en recesión y se cumplen los malos augurios, los candidatos contrarios al Brexit pueden empezar a hablar de replantearse el abandonar la Unión Europea o, en su defecto, convocar un nuevo referendum una vez detallen el plan de salida.
2 ¿Hacia unas nuevas elecciones?
La mayoría de afiliados al partido conservador son, seamos realistas, euroescépticos y, salvo un cataclismo económico de proporciones desconocidas, es muy probable que el nuevo líder de su partido sea pro Brexit. Pero hay un problema: el nuevo líder sería automáticamente elegido Primer Ministro porque el actual parlamento británico es de mayoría conservadora tras las elecciones del año pasado. Sin embargo, más de la mitad de esos MP conservadores son partidarios de seguir en la Unión Europea. El nuevo Presidente tendría muy complicado gobernar sin haber sido elegido por las urnas, con una situación económica delicada y con la mitad de sus parlamentarios en contra.
Por eso, muchos ya dan por descontado que tras elegir nuevo líder en octubre, lo primero que hará el nuevo Primer Ministro británico será convocar nuevas elecciones generales. Estas seguramente no se celebrarían antes de enero de 2017, lo que retrasaría por lo menos hasta entonces invocar al famoso artículo 50 si el Reino Unido es capaz de no sucumbir a las presiones de la UE.
El resultado de esas elecciones es totalmente imprevisible. El partido laborista ha sufrido también un duro golpe tras el referendum y su líder, Jeremy Corbyn, también va a someterse a una moción de confianza en el partido. En estas elecciones todo hace indicar que será la economía la que mande: si las cosas van mal es probable que partidos contrarios a abandonar la UE o partidarios de un segundo referendum ganen. Si el referendum del Brexit no tiene consecuencias en la economía, puede suponer un empuje más para el partido independentista Ukip.
3 Los problemas territoriales y ¿un nuevo referendum?
Cuando el nuevo primer ministro británico se siente en su silla de trabajo (ya entrado el primer trimestre de 2017), y decida acercarse a la Unión Europa a negociar el Brexit, es probable que tenga sobre su mesa antes la amenaza de un nuevo referendum de independencia en Escocia. Los escoceses aseguran ya "haber votado seguir en la Unión Europea" y harán todo lo posible por permanecer, si eso significa marcharse del Reino Unido. Y tras los ajustados resultados del primer referendum y la posible marcha de la UE, nadie duda ya que si se convoca este nuevo referendum Escocia abandonará definitivamente el Reino Unido, dejando de paso a Irlanda del Norte en una situación que pudiera llevar el mismo camino.
El nuevo premier británico tendrá varias opciones sobre la mesa, una vez más casi todas ligadas a la marcha de la economía: podrá optar por la famosa patada hacia adelante de seguir sin invocar al artículo 50 manteniendo el status quo post-Brexit; podrá decidir invocar finalmente el artículo 50 con la casi segura marcha de Escocia del Reino Unido asociada; o podrá, ya pasado un año del referendum, decir que tal vez nos equivocamos al votar el 23 de junio de 2016 y convocar un segundo referendum de permanencia en la UE que se aseguren de ganar (dejando votar a los mayores de 16 años, por ejemplo) o dejar directamente el Brexit en papel mojado. La decisión dependerá, por supuesto, del color que tenga el Gobierno resultante de estas nuevas elecciones, que a su vez dependerá de la marcha de la economía y la libra en general.
Sea cual fuere el resultado, estamos ante un año apasionante en la política británica. Al menos el Brexit sí ha logrado uno de sus objetivos propuestos: volver a poner al Reino Unido en el centro de influencia de la atención mediática mundial.