Aunque creamos que es cosa del pasado, que la desigualdad de género ya ha desaparecido, esto no es cierto. Aún podemos ver claramente en una gran cantidad de factores que esta desigualdad existe, y, por desgracia, continúa afectando a las mujeres en su día a día. A nivel laboral, por ejemplo, la mujer sigue cobrando un 16% menos que el hombre dentro de la Unión Europea.
Un grupo de especialistas de Eurostat, colaborando con Instituciones Nacionales de Estadística, ha llevado a cabo un estudio llamado 'La vida de los hombres y mujeres en Europa', mediante el cual se ha realizado una especie de retrato de la sociedad a través de estadísticas. De esta forma, son los números los que hablan y los que, de una forma bastante más clara, ilustran cómo se encuentra realmente la figura de la mujer en la sociedad dentro del ámbito laboral.
Los datos que se han analizado corresponde con el año 2015, y se han tomado en todos los países de la Unión Europea, para así poder contrastar entre países. Uno de los aspectos que se ha estudiado detenidamente es la brecha de género en el mercado laboral, es decir, las diferencias que hay entre el salario medio de un hombre y de una mujer en las mismas retribuciones; esta es de las diferencias más significativas. Y es que a nivel europeo, las mujeres ganan un 16% menos en el cómputo global. No obstante, los datos obtenidos no son los mismos en todos los países.
Hay países en los que esta brecha es menor, como por ejemplo en Luxemburgo o en Italia, con un 5'5% de diferencia en cada uno. Les siguen, en orden ascendente, Rumanía, Bélgica y Polonia, con un 5'8%, un 6'5% y un 7'7% respectivamente. Los países en los que hay más desigualdad son Estonia, Alemania, Austria y Reino Unido, con un 26'9%, un 22%, un 21'7% y un 20'8%, en ese orden.
El techo de cristal para las mujeres
Por si la brecha salarial no fuera suficiente, lo cierto es que esta brecha de género a nivel laboral no cesa ahí. Porque las mujeres, además de cobrar menos que los hombres independientemente del puesto, también tienen más dificultades a la hora de entrar en sectores con unos sueldos mayores. El techo de cristal es una realidad palpable en este artículo, ya que los puestos directivos (que son los que mayores salarios tienen) están ocupados en su gran mayoría por hombres; tan solo un 33% de los todos los puestos directivos en la Unión Europea estaba ocupado por una mujer en 2016. Incluso en estos puestos, con retribuciones elevadas, el salario sigue siendo inferior para las mujeres; de media, un 23% por ciento inferior.
La actividad laboral también es considerablemente más baja para las mujeres. Mientras que hay un 72% de los hombres en edad de trabajar que realmente trabajan, en el caso de las mujeres este porcentaje baja hasta el 61%. Por otro lado, el parto sí que se encontraba más o menos en las mismas cifras, con lo cual hay un claro indicativo aquí: hay mujeres que optan por ni siquiera entrar a formar parte del mercado laboral, en muchas ocasiones porque les resulta imposible compatibilizar el ser madres con el ser trabajadoras.
Si vamos un paso más allá, y comparamos la cantidad de mujeres con estudios superiores frente a los hombres con estudios superiores, sin duda nos sorprenderemos aún más. Y es que el 33% de las mujeres europeas tienen una formación superior, mientras que en el caso de los hombres este porcentaje baja hasta el 29%. Parece una diferencia nimia, pero recordemos que solo el 33% de los puestos directivos están ocupados por mujeres, pese a que estas suelen estar mejor cualificadas.
Nuestro país no se libra de esas diferencias. Un 38'4% de las mujeres tienen estudios superiores, frente a un 33% de los hombres y, aún así, la brecha salarial de género continúa estando ahí. No es algo exclusivo de países menos desarrollados, como pudiera creerse, sino que es una realidad presente en nuestro día a día.
Estas diferencias salariales son fundamentales para explicar otra gran cantidad de desigualdades que se dan. Cuando una mujer no tiene independencia económica, o no dispone de la misma independencia que un hombre, acaba viéndose invariablemente en una situación de desigualdad. Si a esto le sumamos que las empresas suelen tener bastantes inconvenientes a la hora de contratar a mujeres con hijos (el riesgo a que estos enfermen, o hagan que su madre falte al trabajo, es bastante superior que en el caso de padres con hijos, puesto que en nuestra sociedad se entiende esto aún como una labor de la mujer), podemos ver con claridad que ser mujer en el mercado laboral al que nos enfrentamos actualmente es bastante complicado. Las mujeres tendrán muchas más dificultades a la hora de encontrar trabajo y, además, sus sueldos serán un 16% inferiores de media. ¿Seguro que hemos superado la desigualdad de género?