Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, aseguró este pasado martes 18 de septiembre durante un coloquio en el Club Siglo XXI que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le sugirió construir un muro en el desierto del Sáhara "para frenar la inmigración". Es decir, planteó a España la misma medida que él promueve en la frontera que separa Estados Unidos y México.
Según el ministro, la propuesta de Trump no sirve para frenar la llegada masiva de inmigrantes a Europa. Y señala que, por el contrario, la Unión debe pensar qué hacer porque la población en África se duplicará en los próximos 20 años. En este sentido, Borrell avisó que mientras los políticos europeos "especulan con hipotéticos planes Marshall" -ofrecer ayuda económica e insfraestructuras- China ya ha puesto 65.000 millones que irán a parar a diversos planes para mejorar el continente africano.
Asimismo, advirtió de que la llegada masiva de migrantes a Europa no se "resolverá en un futuro próximo" porque se trata de "un problema identitario, cultural, de capacidad de absorber al diferente y las sociedades europeas no están estructuradas para absorber más de un porcentaje, especialmente si quienes llegan son musulmanes".
Preocupación por la política antiinmigración de Italia
Para el ministro español, Europa puede vivir otra gran crisis si el gobierno italiano mantiene la política antiinmigración desarrollada por Matteo Salvini. Según el socialista, el titular de Interior italiano ha ganado 10 puntos en intención de voto a pesar de promulgar ideas xenófobas y racistas.
Borrell, además, comparó a Salvini con el expresidente catalán Carles Puigdemont para explicar que el partido del que forma parte el italiano, Liga Norte, se ha convertido en la Liga ya que ahora en lugar de ir contra el sur de Italia, lo hacen contra los extranjeros vistiéndolos como "enemigo común". En palabras de Borrell: "Salvini es senador de Canabria, como si Puigdemont se hiciera elegir senador de Cádiz" .
También aseguró que "la extrema derecha y la extrema izquierda pueden confluir en el rechazo identitario al otro". Además, considera que en las próximas elecciones al Parlamento Europeo se decidirá si quienes nos representan sean euroescépticos o populistas, frente al "tradicional europeísmo".
En su intervención también aseguró que el actual problema del mundo es la identidad y que precisamente los problemas universales de la humanidad se han dado por debates identitarios: "La gente busca respuestas en lo que conoce, que es el Estado nación y en ocaciones la nación sin Estado, la demanda de que la nación construya su propio Estado".
