Normalmente cuando pensamos en una boda tenemos en mente una gran ceremonia llena de ampulosidad, con cientos de invitados, trajes caros, flores y porque no, un altar. El concepto tradicional de boda se ha venido asociando con el de Iglesia, hecho consolidado gracias a factores como la industria cinematográfica, donde la mayoría de filmes muestran dichas ceremonias en centros religiosos. No solo la gran pantalla representaba este hecho, la realidad también era así, ya que durante los años 2000 el 75% de las bodas en España se realizaban a través de un altar.
Sin embargo, la tendencia ha sufrido un cambio drástico en estos últimos años, y según los datos del INE, tan solo un 22% de las bodas celebradas en el primer trimestre de 2016 fueron Dios mediante.
El sociólogo Alfonso Pérez-Agote, autor del libro 'Cambio religioso en España: los avatares de la secularización', explica los factores de este fenómeno. El primero de ellos vendría derivado de la crisis económica, y es que no solo ha disminuido el número de bodas eclesiásticas, la industria del amor también está de capa caída. En datos de Pérez-Agote, la tasa de paro entre la población joven de menos de 30 años es del 34,4%, provocando que "el paso de la juventud a la edad adulta se haya atrasado de los 25 años a los 30". "Ahora cuando tienes novio no tienes trabajo, o vuelves a casa de tus padres o estudias un máster porque no hay empleo", sentencia el sociólogo.
El segundo factor estaría relacionado con el cambio en la 'cultura de la familia'. "Hay jóvenes que dicen que el sacramento para toda la vida es la hipoteca, no el matrimonio (...) Los jóvenes de hoy, son los hijos de los desinteresados en la religión, cuando piensan en casarse no piensan en la Iglesia, ya es algo muy lejano para ellos", argumenta.
Estigmatización del matrimonio católico
En unas entrevista para El País, varias parejas católicas respondían sobre la estigmatización que se está produciendo en torno al matrimonio eclesiástico. Juan Tovar, un extremeño de 31 años, hablaba sobre este fenómeno: "Creo que con toda la información que sale en los medios se está estigmatizando a la Iglesia. Tiene cosas que son muy malas y otras muy buenas, pero la gente se queda con lo malo".
Alejandra Corsini, otra integrante de las parejas entrevistadas, afirmaba que ella misma había sentido ese 'rechazo' cuando comentaba que se casaría por la Iglesia: "Me miraban raro, como cuando digo que no puedo ir al aperitivo el domingo porque tengo que ir a misa".
Tendencia geográfica
Otro de los fenómenos que se ha podido comprobar en torno a los matrimonios católicos, es su concentración en zonas específicas del país. Si bien el sur peninsular reúne el mayor número de estos, el norte está cada vez más inclinado a la baja. Según los datos del INE, Jaén es la provincia donde se acumula el mayor porcentaje de matrimonios católicos.
El amor en crisis
Como hemos comentado, no solo el matrimonio católico está en números rojos, también el civil. No obstante, Pérez-Agote augura un futuro mejor para este último, ya que cree que aumentara según nazcan los hijos y las parejas quieran regularizar su situación. En su opinión, antes el matrimonio era la legitimación de las relaciones sexuales, pero más tarde los encuentros prematrimoniales pasaron a ser normales, por lo que la gente se casaba tan solo cuando llegaban los hijos. "Pasó de ser una legitimación social de las relaciones a ser la legitimación de la procreación", sentencia.