BMW se ha desplomado un 11% este martes después de sorprender al mercado con un recorte de previsiones por fallos en su sistema de frenado.
Todo el sector del motor europeo se desmorona. Volkswagen, Mercedes o Porsche retroceden hasta un 4%. Pero también Renault sufre importantes pérdidas.
Los inversores temen que los problemas técnicos que padece BMW estén extendidos por todo el sector.
BMW estaba siendo el ejemplo de cómo adaptarse a los nuevos tiempos para el automóvil. Sus planes de transición hacia el vehículo eléctrico no estaban teniendo fisuras y parecía inmune a la desaceleración de la demanda. Hasta hoy.
Desplome de un 11%
Las acciones de BMW se han desplomado un 11% tras anunciar un recorte de previsiones para este año por el impacto de un fallo técnico en el sistema de frenado de sus vehículos.
La compañía ha informado que afecta a 1,5 millones de unidades. Los descensos son los más profundos desde marzo de 2022.
El fabricante alemán ha indicado que las nuevas perspectivas contemplan una ligera caída de ventas para 2024 y reduce su margen Ebit al 6%. La antigua horquilla se situaba entre el 8% y el 10% y maneja un incremento en la facturación para este ejercicio, algo que casi ningún fabricante europeo tenía ya previsto.
La noticia ha pillado a todo el sector a contrapié con un efecto mini dieselgate. Todos los fabricantes han terminado arrastrados. Los alemanes son los fabricantes más afectados: Mercedes baja casi un 5%, Volkswagen, un 3,5% y Porsche, un 3,5%. Stellantis y Renault tampoco escapan a las pérdidas.
El problema está en proveedor
Los problemas del fabricante de Münich afecta a 1,5 millones de vehículos, que todavía no han salido al mercado.
Sin embargo, la firma ha reconocido en un comunicado que "tendrán un efecto negativo en las ventas en la segunda mitad de año" y que "las soluciones técnicas darán lugar a costes de garantía adicionales por una cantidad elevada de tres dígitos en millones en el tercer trimestre".
El fallo técnico se ha extendido por el mercado como una mancha de aceite y es que afecta al Sistema de Frenado Integrado (IBS, por sus siglas en inglés) "que proporciona un proveedor". Se trata de los mecanismos de Continental que trabaja para la mayoría de fabricantes.
Pero BMW asegura que es el único fabricante que utiliza el nuevo sistema de frenado de Continental hasta ahora en toda su línea, incluidos los modelos Rolls-Royce y su gama de SUV. La noticia supone un duro golpe para un sector ya magullado, por el desafío que supone el coche eléctrico para las firmas europeas y el desembarco de las marcas chinas en el Viejo Continente.
La semana pasada Volkswagen lanzó un SOS que extensible para toda la industria. El mayor fabricante de vehículos del mundo dijo que estaba estudiando recortes de empleo y cierre de fábricas en territorio alemán, algo que no se había planteado nunca desde la II Guerra Mundial. Casi 90 años sin medidas traumáticas en su propio territorio.
El ajuste que plantea Volkswagen busca ahorrar costes y deslocalizar la producción a regiones más rentables. Todos los fabricantes europeos están expuestos al reto de competir con los fabricantes chinos de coches eléctricos, mientras ralentización de la demanda de este tipo de vehículos baja y todavía crecen los costes por la inflación y la guerra de Ucrania.