Este 4 de septiembre fue hallado el cuerpo de Blanca Fernández Ochoa en la montaña de La Peñota, en Cercedilla (Madrid). La exdeportista de 56 años llevaba once días desaparecida y fue encontrada por un guardia civil que no estaba de servicio mientras paseaba con su perra.
A pesar de lo que se pensó en un primer momento, las autoridades creen que la muerte de la esquiadora no fue un accidente y que llevaba sin vida entre siete y diez días. Tal y como contó El Español, fuentes de la Policía Nacional aseguran que el cadáver no presentaba, a simple vista, golpes o contusiones como consecuencia de una caída.
Fuentes de la investigación han revelado, según recoge ABC, que junto al cuerpo de la exesquiadora, que se encontraba apollado en un árbol, había frascos de medicamentos y una botella de vino, si bien se desconoce si era suya. Los investigadores la están analizando en busca de huellas para determinar si era suya. En el interior de la mochilla que portaba llevaba pastillas de litio, una sustancia que se utiliza para el trastorno bipolar que padecía.
Habrá que esperar a la autopsia para saber si fueron otras las causas del fallecimiento, pero de momento, las hipótesis que barajan los investigadores es que haya fallecido de una muerte natural o de una muerte autoinducida.
El complicado terreno de la montaña
El cuerpo de Blanca Fernández Ochoa se encontró cerca de un sendero que asciende al Mirador de La Peñota, donde sí hay riesgo de precipitarse por la altura. Pero desde ese lugar hasta el camino, no es posible que un cuerpo llegara rodando después de una caída.
Al parecer, la esquiadora conocía la zona a la perfección ya que se encuentra junto a su pueblo natal y la solía frecuentar a menudo. Aun así, es un terreno complicado con múltiples obstáculos que sortear.
El agente que la encontró y su perra Xena, de tres años, están destinados en el Servicio Cinológico de la Guardia Civil en El Pardo. Y allí fue donde Blanca Fernández Ochoa le comentó a un testigo que se marchaba.
La perrita localizó el cadáver en estado de putrefacción y guió a los voluntarios hasta él, donde la encontraron junto a su mochila. Hasta entonces, la opción que se estaba barajando era que Blanca Fernández Ochoa se había marchado voluntariamente de casa.